Políticas

13/4/1993|387

El crimen de la salud privada en Chile

En Chile, Pinochet instauró una medicina privada obligatoria que se financia con el aporte exclusivo del 7% del sueldo del trabajador. Esto le da derecho a un plan de salud mínimo, que en verdad está por debajo del mínimo como el propio sueldo que lo financió. Cualquier atención adicional debe ser cubierta por el trabajador  con aportes “voluntarios” cuyo monto varía en función de su edad y de la cantidad de hijos.


Nada menos que Fernando Espina, un dirigente de la ultraderechista Renovación Nacional, ha hecho una descripción fulminante de la “bondad” del sistema privado chileno, conocido como ISAPRES. En una entrevista en la revista “Hoy” (1/3/93) dice que “Hoy hay grandes Isapres, que no son más que cuatro o cinco que manejan todo el mercado de este sistema…”. Los planes de salud, para un salario medio, no cubren absolutamente nada. “Si tengo hoy un niño con Síndrome de Down y la Isapre me dice que no me lo recibe, lo encuentro atroz. Este tipo de cosas podían ser explicables cuando se crearon las Isapres, porque no podían cubrirlas. Pero cuando hoy a una mamá le dicen que porque su hijo nació enfermo, la Isapre no lo quiere cubrir, ¿dónde está el mínimo de solidaridad frente a un tema como es la salud? Yo entiendo que son instancias de fines de lucro pero que no tengan tanto lucro.”.


Pero aquí no terminan las atrocidades, siempre según este chileno privatista. “Lo mismo excluir a una persona por la edad. Que le digan que cumplió 70 años y por lo tanto su plan se encareció en un 40% y si quiere seguir el próximo año paga un 40% más. ¿Es lógico tener un sistema así? ¿Es razonable?


“Las Isapres hoy juegan con la deshonestidad”, dice el chileno. Permanentemente modifican los planes de salud “a libre albedrío”, eliminando prestaciones o encareciendo la cuota. “Por qué no mandan una nota grande que diga… Las Isapres juegan con toda esa cosa oculta, rara…”


“¿Que las Isapres inviertan en salud?” Espina interroga: “¿Qué Isapre invierten en protección, en educación, en salud, en vacunas?”. Contesta: “La licencia obtétrica, el pre y post natal, la paga el Estado, no lo paga la Isapre… Cuando hay que hacer grandes prevenciones en Chile porque viene una vacuna, se marginan y dejan solo al Estado.”.


Pero al menos es mejor que el sistema público, le pregunta horrorizado el periodista. “Claro, contesta Espina, porque el Fonasa (sistema público) es pésimo, es horrible. Fonasa debe independizarse. Si retuviese el 7%, se transforma lejos en la gran Isapre de Chile y podría ofrecer muchos mejores beneficios que todas las Isapres juntas”.


Entonces, a la mierda con la Isapres.