Políticas

13/2/2014|1302

El derrumbe de la industria metalmecánica

La crisis de la industria metalmecánica, la principal actividad industrial de la provincia, no ha sido frenada por la devaluación que las patronales reclamaban, sino todo lo contrario.

Ya el año pasado, Emilio Etchegorry -presidente de la Cámara de Industriales y Metalúrgicos de Córdoba (autopartistas)- dijo que “producir un auto en Córdoba cuesta 2.000 dólares más que en Brasil” (Urgente24, 7/1). El objetivo era bajar los costos por vía de la devaluación, los techos salariales y una mayor flexibilidad laboral; pero a ese paquete le añadían el reclamo de baja de impuestos y estímulos fiscales. Este es el programa que las patronales automotrices, con Ratazzi de Fiat a la cabeza, agitaron durante todo 2013.
Ahora, megadevaluación mediante, la situación ha empeorado. Renault suspendió a su personal por un día, argumentando falta de insumos importados. Voceros de la empresa dijeron que habría un plan de suspensiones. Ya antes de las vacaciones, la empresa despidió a casi 200 trabajadores y anunció que en marzo podría cerrar turnos. Hoy el plan se incrementa. La situación de Fiat es incierta, pero mantiene las suspensiones de un día a la semana.

En enero, la producción automotriz cayó casi un 20%. Se suma a las caídas de noviembre y diciembre. Entre las causas, las patronales señalan un retroceso del 46% en la venta de autos el mercado interno y una caída del 19% en las exportaciones. La argumentación de la caída del mercado brasileño es la más usada. Los mismos capitalistas explican el derrumbe de la industria automotriz de Brasil por la caída del mercado argentino que compra nueve de cada diez vehículos exportados por ese país. A ambos lados de las fronteras, las multinacionales automotrices presionan por la liberación del mercado, la eliminación de barreras aduaneras, la caída de los salarios y mayores ventajas impositivas. Es el fin formal del Mercosur.

En oposición al programa patronal, planteamos la prohibición de los despidos y suspensiones, el reparto de las horas de trabajo, la equiparación salarial y laboral de todos los trabajadores (directos y tercerizados), el salario básico igual al costo de la canasta familiar, su actualización de acuerdo con el aumento del costo de vida y la eliminación del impuesto a las ganancias sobre los salarios.
Impulsamos una campaña por este programa y por la realización de asambleas en las fábricas y la convocatoria a un plenario de delegados del Smata, que con mandato de base, vote un plan de lucha.


E. S.