El desafío de la paritaria petrolera

La paritaria petrolera entra en una etapa decisiva. Saboteada por la burocracia y en medio de debates sobre la situación de la subsidiada y vaciada industria petrolera, está precedida y atravesada por huelgas de todo tipo e impulsada por la aplicación del tarifazo, que actúa como un revulsivo en toda la Patagonia


La paritaria que abarca a la mayoría de los petroleros de los yacimientos (30.000), regimentada principalmente por las burocracias kirchneristas de Jorge Avila y Claudio Vidal en Chubut y Santa Cruz, y la moyanista de Guillermo Pereyra en Neuquén, reclaman el 40% y la reactivación de la actividad. Sin embargo, para estas conducciones son promesas en el agua. Avila y Vidal, del sindicato de petroleros privados, acataron la conciliación obligatoria y levantaron el paro que se había iniciado el sábado 28. En Neuquén, la burocracia levantó el último paro convocado, hace 15 días, y las patronales exigen el procedimiento de crisis y la reducción de la jornada laboral -tres turnos de ocho horas.


 


Un compañero de Comodoro le dijo a Prensa Obrera que, en el caso de Chubut, la burocracia “va por una suma puente de 10.000 pesos, el gobierno puso tope de 6.000 y negociaron 8.500. No se tiene ninguna certeza, lo que se sabe es que el convenio paritario no se discute y lo que van a aceptar es este monto puente hasta octubre; o sea, que nos quieren endulzar, como hace dos años con el bono y la paritaria después resulta anual, a la baja, inferior a la inflación. Esta vez como máximo será de 32%. Esta semana es clave también para la suba de los equipos”.


 


El compañero José Maidana, obrero de Oleosur, contratista de YPF en Las Heras, Santa Cruz, dijo: “después de 43 días de huelga por un despido y por el reclamo de aumento en el ticket de 15 a 183 pesos tuvimos que aceptar la conciliación obligatoria y gracias a los piquetes logramos el compromiso del pago de los días caídos”.


 


La baja de la actividad petrolera se debate en la propia paritaria. Avila denuncia que quieren privatizar a YPF, como si no fuera ya una empresa privada que especula bajando equipos en Santa Cruz y, por otro lado, coloca 163 millones de dólares con la chilena Enap Sipetrol en Magallanes.


 


Paritaria mísera y “paz social”


 


En medio de este tembladeral, la burocracia de la Federación Argentina del Petróleo, dirigida por Alberto Roberti (PJ) cerró la paritaria en refinerías el 1 de junio por un aumento del 20%, hasta septiembre, y una suma en negro por única vez de 14.000 pesos. El acuerdo está muy por debajo de la inflación. El acta especifica en dos oportunidades el compromiso de la paz social para “la normal producción de las refinerías” y establece, para el sindicato, el pago por “buenos servicios” de 19.000 pesos por trabajador. El acuerdo significó el levantamiento de la huelga en las refinerías, luego de tres meses de desgaste sin propuestas salariales y sin medidas, y no puso en debate la amenaza a los puestos de trabajo en Refinor de Salta y la destilería de San Lorenzo, ambas en franco proceso de vaciamiento. El acuerdo “premia” a las refinadoras argentinas YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil que hoy tienen un margen bruto de más de 30 dólares por barril de crudo procesado, superior al de Estados Unidos de 10 dólares, según la consultora Montamat.


 


La paritaria petrolera entra en una etapa decisiva. Saboteada por la burocracia y en medio de debates sobre la situación de la subsidiada y vaciada industria petrolera, está precedida y atravesada por huelgas de todo tipo e impulsada por la aplicación del tarifazo, que actúa como un revulsivo en toda la Patagonia.