Políticas

23/9/1993|402

El desastre de la jubilación chilena

La OIT (Organización Internacional del Trabajo), un organismo formado por los gobiernos capitalistas, los empresarios y la burocracia sindical, acaba de dar a conocer un informe lapidario sobre la jubilación privada chilena. La OIT está alarmada por las perspectivas sociales explosivas que está creando el experimento privatista jubilatorio chileno. Como es sabido, la jubilación privada argentina sigue el modelo chileno, lo cual le augura a los trabajadores argentinos un destino de catástrofe.


La OIT, con números en la mano, demuestra que, sobre 4.500.000 afiliados, aportan al sistema privado 2.700.000. La diferencia está constituida por los desocupados permanentes o temporarios y por la evasión patronal. Mientras Cavallo-Tacchi dicen que con la jubilación privada se termina la evasión, en el experimento que le sirve de modelo la evasión es del 40 %, superior a la que existía en la época de la jubilación estatal.


Pero, además, este “eficiente” sistema privado es costosísimo, porque representa el 20% del aporte previsional mensual, que lo paga íntegramente el trabajador, ya que el empresario no aporta nada.  Esta comisión es superior a la rentabilidad que podrían obtener esos aportes, que la OIT estima en un 3% en el largo plazo.  De este modo, los trabajadores pierden unos 17 puntos de sus aportes en el agujero negro de las AFP, las Administradoras privadas.


En Argentina, la reventada y deficiente jubilación estatal tiene un costo del 0,5% de los ingresos. Con la jubilación privada se cuadruplicaría, razón por la cual el proyecto aumenta el descuento jubilatorio de los trabajadores del 10 al 11% para financiar ese mayor gasto.


El sistema, en lugar de capitalizar al trabajador, lo descapitaliza, de manera que cuando llega el momento de acceder a la jubilación, solamente podrá obtener un haber de miseria. En Chile, según la OIT, “el 39% de los asalariados no reunirá los fondos suficientes para alcanzar la pensión mínima de vejez, que en este momento es de unos 80 dólares” (Ámbito Financiero, 14/9).


Pero aun así, el “eficiente” sistema privado está cobrando unos 2.000 dólares por trabajador para gestionar la jubilación. “Las altas comisiones que cobran por su intermediación los corredores de seguros (unos dos mil dólares por trabajador) equivalen a imposiciones de cinco años de trabajo de quienes se aprestan a jubilarse” (Ámbito Financiero, ídem). Después de pagar comisiones del 20 % mensual, el trabajador debe pagar otra comisión, equivalente a unos 2 años de haberes jubilatorios como mínimo.


Sobre el alto grado de adhesión de los trabajadores, la OIT señala “que el chileno ha intuido que no le conviene participar en el sistema y que es mejor ahorrar por su cuenta”. El problema es que el aporte del trabajador a las AFP es obligatorio, lo descuentan las empresas, que se reparten este gran “curro” entre evasión y las comisiones de las AFP.


“Ningún ejecutivo de las AFP ha podido refutar sus argumentos (de la OIT)”, reconoce el corresponsal de Ámbito Financiero.


Y después, cuando decimos que “la jubilación privada es un robo”, estos delincuentes se enojan.