Políticas

15/3/2007|983

El embajador de Israel no se guarda nada


En una nota que escribe en Clarín (13/3), so pretexto del aniversario del atentado contra la Embajada del régimen sionista, su embajador no se priva de ejercer una verdadera ‘apretada’ contra el gobierno. En los párrafos finales dice que la decisión de la Corte argentina de no cerrar la causa contra ese atentado “es una importante señal y un paso más que Argentina da para alinearse con la comunidad de naciones que aísla y castiga a los terroristas y a los gobiernos que los apoyan”. En otros términos, Kirchner tiene que hacer más si quiere pertenecer a la comunidad internacional de la que este embajador parece haberlo echado.


 


Estamos frente a una declaración inequívoca de presión política sobre el Estado argentino de parte de uno de los dos estados más terroristas del planeta (junto con Estados Unidos). A esta pretensión de dictar el rumbo de la política exterior argentina, para que continúe apoyando la ocupación militar de Irak, o el eventual y oportuno ataque a Irán y la constante masacre del pueblo palestino y la confiscación de sus tierras (amparada en un programa de la comunidad internacional llamado “Hoja de Ruta”), tanto el gobierno nacional como los partidos opositores han respondido con el silencio, es decir con la complicidad. Estamos ante una declarada injerencia en la política nacional y la manifiesta decisión de dictar su rumbo. El periodista Oscar Raúl Cardoso dice, en la misma edición del diario, que la misma ‘apretada’ ejerció Bush en su visita a Brasil, machacando sobre la triple frontera. Poco después se anunció la construcción de un muro de separación entre Brasil y Paraguay, “para combatir el contrabando” (sic). Cardoso asegura que “Washington intenta demonizar a Venezuela e Irán”. O sea que el régimen bolivariano es incluido en el rango de los “gobiernos que apoyan al terrorismo” (o, al menos, de los gobiernos que apoyan a los gobiernos que apoyan al terrorismo —lo que es lo mismo). Cuando se observan las elecciones porteñas, que han sido caracterizadas como un prólogo político de las nacionales, desde el ángulo de la política exterior, se puede apreciar que están copadas por candidatos que han hecho explícita una posición de apoyo al régimen sionista —incluso de parte de Heller (que ahora se ha pasado al campo de Filmus). Heller ha impulsado un acuerdo de libre comercio Israel-Mercosur. Como en Israel gobierna una coalición de los principales partidos, que incluso ha contado con el apoyo del Movimiento Paz Ahora en la reciente agresión a Líbano, la palabra ‘régimen’, aplicada al sionismo, se ajusta más que nunca a la realidad.


 


Tenemos que recordar que el prontuario de los embajadores de Israel en América Latina bajo las dictaduras militares, en especial la colaboración con Pinochet y con los escuadrones de Centramérica, no se ha destacado por una foja democrática.