El escenario político


Foto: Fernando Der Meguerditchian (Cooperativa de comunicación La Brújula)


 


En el cierre de los plazos para la inscripción de listas, se está procesando una decantación política. Del lado del oficialismo, el “baño de humildad” que exigió CFK sólo dejó en pie la pelea entre Scioli y Randazzo. En la provincia de Buenos Aires, CFK se habría decidido por Aníbal Fernández, el mayor provocador de la última década y media contra la clase obrera y el movimiento popular. La ‘adquisición' de la UCR por parte de Macri dejó en la orfandad política a Massa, lo que llevó a una buena parte de los gobernadores del interior y los intendentes del conurbano a volver al kirchnerismo. Por eso los K acarician la posibilidad de ganar en primera vuelta. Naturalmente, disimulan que el capitán de la nave es Scioli, que apresura un viaje a Washington, mientras su asesor Miguel Bein promete un generoso arreglo con los fondos buitre y otro más generoso para repatriar utilidades retenidas a los grandes monopolios.


 


Scioli duplica en intención de voto a Randazzo, cuya candidatura sólo parece un arma de presión sobre Scioli y los pejotistas. La única incógnita importante es si Cristina Kirchner se anota en las listas de la interna oficial como gobernadora, diputada o parlamentaria del Mercosur. En los dos primeros casos deberá elegir entre uno de sus subordinados, Scioli o Randazzo, salvo que se convierta en prenda de unidad. Es una maniobra arriesgada, porque el tiro podría salir por la culata.


 


Detrás de Macri


 


Sergio Massa atribuye la reiterada versión de su abandono de la carrera presidencial a ‘operaciones del poder económico', lo que de ser cierto sería su epitafio, esto porque surgió en 2013 de las entrañas de ese poder, o como dice Macri, del “círculo rojo”. La Bolsa saludó con una glamorosa suba las versiones de una negociación para que Massa se “baje”. La misma euforia bursátil provocó, meses atrás, la convención radical de Gualeguaychú, que selló el acuerdo entre Macri y los radicales. Sanz y Carrió buscan sumar a Massa. Del lado de Massa, la exhortación a sentarse y dialogar parece haber partido de la Unión Industrial y de Techint. Pero el cambio de la candidatura presidencial a la de gobernador bonaerense, podría desatar nuevas deserciones en el FR, unos para volver al FpV y otros para irse con Macri. Tanto en los K como en el macrismo, los realineamientos políticos producen crisis, rupturas y nuevos realineamientos. Cuando las Paso son inminentes, el frente político burgués muestra grietas espectaculares, que anticipan la factura que tendrá un futuro gobierno.


 


Transición chueca 


 


En el inicio de la campaña electoral, el cambio de frente que reclama la clase capitalista -y que apunta a un brutal ajuste antiobrero con la expectativa incierta de abrir un ciclo efímero de re-endeudamiento internacional- ofrece dos vertientes políticas, la de Macri y la del propio gobierno. Mientras preparan las valijas, los K hacen propio el viraje. Kicillof ensaya un plan deflacionario, que remeda al plan Austral de Alfonsín, pero sin la coherencia de ese plan. Las tasas de interés que paga el Estado, tanto en el mercado doméstico como internacional, son tasas de bancarrota. Cerca del 30% de interés en pesos, casi un 11% anual en dólares. La bicicleta armada por Kicillof ha agravado la recesión industrial, que supera los dos años y se ha devorado más de 400.000 puestos de trabajo. El kirchnerismo que se va configura, de ese modo, los términos del ajuste que se viene. 


 


La transición política se caracteriza por una decantación tortuosa de candidatos patronales, por un lado, y por una tendencia histórica en desarrollo en el movimiento obrero, por otro.


 


Aceiteros, carajo


 


El escenario político no ha registrado aún la enorme victoria del sindicato nacional de aceiteros, que por sus reclamos y sus métodos tiene todas las características de la independencia de clase y de la democracia obrera. Es el principio de instalación de una agenda obrera por parte del propio movimiento obrero, que empalma con los planteos históricos de la izquierda revolucionaria. La conquista del salario mínimo igual al costo de la canasta familiar -calculada por el propio sindicato-, es una manifestación de ello, así como el reclamo de comités obreros de seguridad e higiene, que enfrenta a las ART y a las patronales con un planteo de doble poder en las empresas.


 


No es casual que la fuerza del PO en Santa Fe se encuentre, por lo tanto, en este escenario, en los municipios del cordón industrial de San Lorenzo. En el programa y en el voto, la huelga aceitera ha mostrado la tendencia unitaria entre el movimiento obrero y la izquierda socialista y combativa.