Políticas

28/5/2020

El Ferrocarril Sarmiento y la pandemia, por una salida de los trabajadores

Habiendo transcurrido dos meses y medio desde el comienzo de la cuarentena, resulta clave verificar las medidas que se han dispuesto para contener la pandemia en el transporte público ¿Es el ferrocarril Sarmiento un ejemplo de las medidas a tomar para proteger a usuarios y trabajadores?


Comencemos diciendo que, con el grueso de la economía funcionando por la presión de los capitalistas, la aplastante mayoría de los pasajeros que se viene trasladando en esta cuarentena, lo hace por motivos laborales. El gobierno busca achacar la responsabilidad de este mayor movimiento a los usuarios del tren, y adoptó medidas como la restricción del uso de la tarjeta Sube o ahora directamente la clausura de las estaciones de Villa Luro y Floresta, sin realmente solucionar el problema de fondo, e incluso agravándolo. ¿Es que acaso es difícil ver que esa demanda ahora irá a saturar la capacidad mucho más reducida de medios de transporte alternativos? Como es sabido, la crisis social no deja otra opción a los trabajadores, quienes han visto pulverizarse todavía más sus ingresos durante la pandemia.


El otro aspecto, desde el punto de vista de la oferta, es que hace años que la capacidad del sistema ferroviario está lejos de responder a las verdaderas necesidades de los trabajadores, e incluso se ha achicado (por ejemplo, con el desmantelamiento de Emfer, empresa de material ferroviario) lo cual lleva al colapso de la capacidad de los vagones en horarios pico. Las frecuencias son limitadas mientras gran parte de la infraestructura se encuentra obsoleta. Esto es resultado directo del vaciamiento ferroviario que se vino profundizando en las últimas décadas, de la mano de los empresarios del sector que desviaron subsidios millonarios en connivencia con los funcionarios estatales, hasta pasar a manos del Estado que ha continuado esta política. Una expresión de ello es el cierre sistemático de puntos de carga Sube, como la boletería de Moreno, que llevan a una mayor concentración de personas.


Frente a esto, la política del gobierno consiste en racionar los viajes, militarizando el ferrocarril, lo cual se ha visto retratado en escenas represivas como las que se han visto en la Estación de Once. No está en carpeta ningún plan de inversión para mejorar las frecuencias, mucho menos de expansión de la industria ferroviaria. Contrariamente a esto, los terrenos ferroviarios siguen siendo disputados por distintos grupos capitalistas como los que operan en el Parque Industrial la Cantábrica en Morón, con la venia del gobierno municipal sabbatellista.


La pandemia refuerza la explotación a los trabajadores


La estatal Trenes Argentinos, administradora del Sarmiento, ha decidido encarar la etapa apelando fundamentalmente a los métodos propios de cualquier patronal, es decir, apoyándose en una mayor explotación de los trabajadores del sector.


En primer lugar, intentaron avanzar aumentando la jornada laboral de los guardas, que rápidamente se organizaron para rechazar esta política. Por otro lado, la intensificación de las tareas para los trabajadores de limpieza y desinfección que supone la pandemia, en relación con las que realizaban habitualmente, no han sido remuneradas como corresponde y la empresa no ha incorporado a un solo nuevo trabajador para llevar de manera correcta y viable las medidas de prevención. Lo mismo aplica a otros sectores.


Contrariamente, como se señala más arriba, se achica el servicio, cerrando estaciones que no son capaces de garantizar que cumplan con las condiciones de higiene, y se ataca a los obreros ferroviarios, que ya llevan tres meses de atraso salarial frente a la inflación por el vencimiento de la paritaria en marzo. La burocracia de la Verde, además de dejar pasar estos atropellos, designa una comisión de seguridad e higiene cuya función no es la de representar democráticamente a los compañeros, que reclaman insumos, sino la de respaldar las medidas (insuficientes) de la patronal. Recordemos que allí donde sí se han producido contagios, como en el Ferrocarril Roca, Trenes Argentinos no ha garantizado los tests necesarios para el sector afectado.


Como han resaltado los propios trabajadores, la organización de los guardas frente al intento de avanzar contra la jornada, demuestra que la organización obrera independiente es un recurso elemental para defender las condiciones laborales y no dejar avanzar la flexibilización.


Exigimos:


Actualización del salario de acuerdo a la inflación. Reapertura de paritarias.


Incorporación ya de personal de limpieza en todas las dependencias de la línea Sarmiento.


Reapertura de las estaciones Floresta y Villa Luro.


Aumento de las frecuencias y del personal necesario para garantizarlas.


Readecuación de los protocolos de higiene y prevención, discutidos y aprobados por comisiones de seguridad e higiene electas y revocables en cada sector.


Reestatización de todo el sistema ferroviario bajo control obrero y de los usuarios.