Políticas

24/1/2019

El FIT debe cerrar de inmediato un acuerdo integral

Foto: Federico Imas

Ha comenzado el 2019 con una intensificación del ataque al conjunto de los trabajadores. Los despidos masivos en Interpack, Siam, Pilkington o cierres como el de Nidera son una muestra de que las patronales están descargando el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Es lo que hace el gobierno con los tarifazos anunciados recientemente, que apuntan a beneficiar a las empresas privatizadas y a utilizar los recursos del Estado para el pago de la deuda externa.


Ante esta ofensiva, la burocracia sindical ha reforzado su tregua con el gobierno aislando las luchas de los trabajadores. Lo mismo han hecho los partidos de la oposición, empezando por las distintas fracciones del peronismo. Frente a una etapa en que se desencadenan nuevas luchas del movimiento obrero, junto con el rechazo popular a los tarifazos y el aumento del costo de vida, el Frente de Izquierda debe lanzar una fuerte campaña política para otorgar al conjunto de los trabajadores una referencia y un canal de lucha para derrotar el ajuste y el ataque de Macri y los gobernadores.


Macri ha puesto nuevamente sobre la mesa la reforma laboral que tuvo que ser archivada luego de las rebeliones del 14 y el 18 de diciembre del 2017. Se trata de un intento del gobierno de reconquistar a la burguesía nacional que se ve afectada por la recesión y las altas tasas de interés. La reforma laboral es un ataque de fondo a la clase obrera, con el objetivo de modificar el conjunto del régimen de explotación en la Argentina. Para lograr imponerse, la clase capitalista tendrá que enfrentar a la clase obrera en el marco de un proceso electoral de recambio presidencial.


Al mismo tiempo, en los pocos días que han transcurrido del 2019 se ha agravado los atropellos contra la mujer trabajadora. A la ola de nuevos femicidios fruto de una descomposición social que crece como resultado de la crisis, se le suma lo sucedido en Jujuy, donde a una chica de 12 años violada se le negó el derecho al aborto y fue obligada a parir. Todos los partidos defensores de este régimen social aportaron sus votos para que fuera rechazado el aborto legal en el parlamento. La situación que enfrenta el movimiento de la mujer plantea una lucha política de fondo, para enfrentar a los partidos tributarios del Vaticano. Es una tarea impostergable que debe ser asumida integralmente por el Frente de Izquierda.


Una crisis de régimen


La Argentina se encuentra en un cuadro de bancarrota anunciada luego de acudir al rescate del Fondo Monetario. El ajuste generalizado sobre el pueblo trabajador ha sido pactado con el FMI para descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Mientras tanto los grandes grupos de inversión financiera internacionales están siendo beneficiados por altísimas tasas de interés. En pocos meses el BCRA ha emitido Leliq por más de 800.000 millones, que pagan intereses del orden del 60%. Se ha generado una bomba de tiempo, cuyo estallido impactará todavía más sobre el conjunto de la economía. Toda esta política está diseñada exclusivamente para cumplir con los pagos de una deuda que equivale hoy al 95% del PBI. La evidencia que Argentina marcha a un nuevo default ha puesto en la agenda de los partidos de la clase capitalista la necesidad de una nueva reestructuración de la deuda, que como ya ocurriera en el pasado, será fruto de nuevos negociados y conllevará nuevas exigencias para el pueblo trabajador.


Los adelantamientos electorales en varias provincias y la posibilidad de que la provincia de Buenos Aires adelante las elecciones son la expresión de la crisis que enfrenta el propio Macri. Impera una tendencia a la disgregación del oficialismo, en momentos donde el gobierno debe pelear por la reelección presidencial. Un fenómeno similar vive la oposición, que carece de homogeneidad para presentar una alternativa electoral. La crisis envuelve al conjunto de las instituciones del Estado, incluyendo al aparato judicial que tiene en sus manos cuestiones vitales, como ser la causa de corrupción que alcanzan a los principales grupos capitalistas del país. Así, la bancarrota económica actúa como fuerza disolvente de las formaciones políticas y de las instituciones del Estado.


Otra vez, el Frente de Izquierda tiene la obligación de presentar una alternativa de conjunto, tanto de programa como de un plan de acción que permita proyectar a la izquierda revolucionaria como un polo político de poder de la clase obrera.


Que la crisis la paguen los capitalistas. Por una salida de los trabajadores


Todo el ataque a los trabajadores se desarrolla con la complicidad del PJ y los partidos patronales de la llamada oposición junto con la burocracia sindical de la CGT y la CTA. El kirchnerismo, que brilló por su ausencia en las luchas populares con el argumento de “hay 2019”, dejando correr la política macrista, ha comenzado su tan esperado año acordando con el aparato del PJ en Neuquén, San Juan y Santa Fe. Santa Cruz es la expresión más brutal de la adaptación del kirchnerismo a las políticas de ajuste de Macri, donde la propia Alicia Kirchner se puso al hombro la pulverización del salario de los trabajadores de la provincia. En consonancia con esto, el ex ministro de economía Axel Kicillof se pronunció por defender el acuerdo con el Fondo Monetario, renegociando sus términos.


La complicidad de la oposición con la política macrista, y más en general la dependencia de todos los partidos capitalistas al FMI y al pago de la deuda externa, plantean para el Frente de Izquierda la posibilidad de desarrollar una gran campaña política. Esto determina que el adelantamiento electoral dispuesto en varias provincias debe ser abordado con una política integral, lo que significa un programa unificado y un plan de acción con actos y campañas que impulsen la lucha de los trabajadores y la salida anticapitalista y socialista del Frente de Izquierda. Un plan de este tipo requiere necesariamente abordar la cuestión del conjunto de las candidaturas, proclamando desde ahora la fórmula presidencial y las principales cabezas de listas en los distritos. Mientras los partidos de la patronal se disgregan el FIT debe proyectarse como una fuerza unificada, política y organizativamente.


Sobre esta base, proponemos lanzar una gran campaña contra todos los despidos, por un congreso de bases de todo el movimiento obrero, por un paro activo nacional de 36 horas en la perspectiva de la huelga general para derrotar al régimen de Macri, el FMI y los gobernadores, y la convocatoria a una Asamblea Constituyente soberana y con poder. Por la ruptura con el FMI y el repudio de la deuda pública usuraria, la nacionalización de la banca, el comercio exterior y la industria energética, sin resarcimiento a sus vaciadores, y el control obrero de la industria. Por la separación de la Iglesia del Estado, para terminar con el Estado confesional que es un enemigo jurado de las reivindicaciones de la mujer trabajadora. El Frente de Izquierda debe preparase para ser un factor activo en todo el próximo período para que la crisis la paguen los capitalistas y sean los trabajadores quienes impongan una salida sobre la base de las necesidades populares.


Hacemos este llamado de manera pública, luego de que fuese planteando reiteraras veces sin éxito en la Mesa Nacional del FIT. En las próximas semanas tendremos por delante los cierres electorales de Río Negro, Santa Fe y Córdoba, lo cual ofrece una gran oportunidad para avanzar con un acuerdo integral nacional y delinear los primeros pasos de una campaña, que podría incluir un gran acto de masas en el mes de marzo.