Políticas

1/8/1995|458

El fraude de las exportaciones de oro

El tan cacareado “aumento de las exportaciones argentinas” —con el que Cavallo pretende mostrar las “bondades” de un “plan” que se derrumba— es un fraude estadístico, aduanero y político. Lo revelan dos informaciones conocidas en los últimos días.


El Cronista (24/7) informa que uno de los rubros exportados de crecimiento más explosivo —al punto de convertirse en la principal exportación argentina a los Estados Unidos— es el oro: las exportaciones argentinas de oro a los Estados Unidos se han multiplicado en más de 650% en apenas un año, pasando de 56 millones de dólares (en 1993) a 368 millones en 1994. Pero sucede que buena parte del oro exportado … es importado. El fraude aduanero consiste en lo siguiente: el oro ingresa al país sin pagar aranceles, pero cuando es vendido al exterior los exportadores perciben “reintegros a la exportación” (subsidios) por su venta. Estamos en presencia del negoción de cobrar jugosos subsidios estatales por “pasear” el oro extranjero por nuestro país. Por esta —y otras— estafas, Gustavo Parino (director de la Aduana y “hombre” de Cavallo) está siendo procesado penalmente y se le ha dictado prisión preventiva.


Las exportaciones truchas de oro han servido para “inflar” enormemente las cifras totales de las exportaciones argentinas.  Sin el oro, “la Argentina sólo hubiera exportado por valor de 1.359 millones de dólares y no de 1.725 millones en 1994” (El Cronista, 24/7). Es decir, que las exportaciones sólo habrían crecido un módico 17% y no el “mágico” (sic) 45% que cacarea Cavallo (Río Negro, 29/7). El cronista se siente obligado a señalar que “aun esos 1.359 millones constituyen una mejora notable respecto de los 1.156 millones que se exportaron en 1993, siempre sin contar el oro”.


¡Pero aún así tampoco puede hablarse de un “crecimiento de las exportaciones” … sino, apenas, del precio a que se las vende! En La Nación (30/7), el economista Wálter Graziano revela que el aumento del precio internacional de los cereales y la caída vertical del consumo interno “explican” el 70% del crecimiento de las exportaciones.


Todo esto significa, naturalmente, que sin el oro, las cifras de importaciones son también considerablemente menores; y de que la caída de las importaciones, debido a la crisis, y no el aumento de las exportaciones, ha determinado el superávit del comercio exterior.