Políticas

5/12/2016

El fraude de las pruebas PISA de la OCDE

La manipulación de la muestra y los cambios de datos revela el carácter fraudulento de las pruebas internacionales.


Con acusaciones cruzadas entre los representantes de las pruebas PISA y los funcionarios del Ministerio de Educación, se descubrió que los datos que se publicarían como resultado de la aplicación de las pruebas en el año 2015 están alterados.


Los cambios entre las escuelas evaluadas, respecto al 2012, cambiaría sustancialmente los resultados y la fiabilidad en las últimas pruebas. Sobre esta hipótesis, se abre un fuerte cuestionamiento a este tipo de dispositivos, cuyos resultados marcan los índices de rendimiento escolar de la OCDE y sus “recomendaciones” educativas para los países miembros.


"La OCDE descubrió que, efectivamente, un número significativo de escuelas no fue incluido en el listado, y por esta razón no podemos descartar la posibilidad de que los resultados para la Argentina hayan sido afectados. Es imposible saber, sin embargo, en qué dirección son afectados", señaló Andreas Schleicher, directivo de la OCDE (La Nación, 5/12).


Esta manipulación de escuelas, en función de mejorar el resultado, significa un golpe a las propias evaluaciones estandarizadas, ya que no solamente la selección es arbitraria y no coincide con los programas y currícula que un joven de 15 años necesariamente estudió, sino que revela una crisis para el propio gobierno nacional que ha hecho de estas pruebas y de la “cultura de la evaluación”, con el operativo “Aprender 2016”, un esquema de ataque a los jóvenes, docentes y escuelas.


Ya en febrero de este año, la OCDE fue preparando el terreno, con un informe titulado "Estudiantes de bajo rendimiento: por qué se quedan atrás y cómo se les puede ayudar", describiendo el nivel académico y las propuestas de reformas vinculadas al aumento de pruebas, competencias y habilidades necesarias para aumentar la productividad económica del país. Es decir, nada tiene que ver estas evaluaciones con mejorar las condiciones de enseñanza y aprendizaje, sino de dar respuesta a las necesidades del capital y las empresas que requieren ciertas habilidades básicas de parte de los trabajadores.


La crisis educativa, si bien remite a varias causas, está relacionada con las sucesivas reformas y contrarreformas que han devaluado los contenidos y los métodos de enseñanza, adaptando a la escuela a las necesidades cambiantes del capital que requiere una mano de obra cada vez menos calificada. El fuerte vaciamiento de recursos y presupuestos de la educación ha acompañado la creciente miseria social que estalla en las aulas.


Nada de eso miden las PISA, ya que sustraen las condiciones sociales en las que se desarrolla la tarea educativa. Es por esa razón, fundamentalmente, que el reciente operativo del gobierno fue rechazado por gran parte de la comunidad educativa, con paros de los Sutebas combativos y boicot de otros sindicatos opositores a la Ctera, que como hacía el gobierno anterior, vehiculizan la farsa de las pruebas.


El movimiento estudiantil y la docencia deben organizar el rechazo a esta tendencia anti-educativa en marcha, denunciando el carácter de las PISA, el rol de la OCDE en las reformas de América Latina y la creciente mercantilización de las "capacitaciones" o progrados pagos que devalúan aún más los contenidos educativos.