Políticas

28/1/2015|1348

El Frente de Izquierda en las encuentas


Una encuesta de Analogías le da a la candidatura de Néstor Pitrola a la gobernación de Buenos Aires una intención de voto que fluctúa entre el 4,1 y el 6,4 por ciento. Esto es: entre 400.000 y 650.000 bonaerenses votarían al candidato del PO-Frente de Izquierda. Esa tendencia, como la del voto a Jorge Altamira para Presidente, tiene una solidez particular, porque el electorado sabe que ni Pitrola ni Altamira tienen posibilidades actuales de alcanzar la gobernación provincial o la presidencia de la República. Se trata, por lo tanto, de una toma de posición, de un voto de fuerte consistencia política que, por sí mismo, muestra la tendencia de toda una franja de la población trabajadora a girar a la izquierda.


 


A las encuestas que hablan de la posibilidad de obtener resultados históricos para la izquierda en Salta y Mendoza (véanse notas), se añade el caso de Jujuy, con tendencias que le dan al Frente de Izquierda hasta un 15 por ciento de los votos.


 


Nos encontramos ante una novedad histórica, que no está dada sólo por la influencia de la izquierda en las luchas del movimiento obrero. Esa influencia siempre estuvo, e incluso en algunas épocas la izquierda tuvo más de cuerpos delegados, comisiones internas y sindicatos que en la actualidad. Sin embargo, los trabajadores que iban a la lucha con la izquierda al frente, que llevaban compañeros de izquierda al cuerpo de delegados, a la comisión interna o al sindicato, a la hora de votar lo hacían por el peronismo. Ahora empieza a producirse un salto al cerco, un giro histórico en los trabajadores argentinos que tienden a ver en la izquierda ya no a una conducción de la lucha sindical, sino a una dirección política para transformar el país. Esa es la gran novedad actual de la política argentina.


Debe hacerse, además, una salvedad: las encuestas que citamos están hechas antes de que el cadáver de Alberto Nisman, tirado en el baño de su casa con un balazo en la cabeza, produjera un derrumbe político y una crisis de Estado. La Presidenta habla (mejor dicho, escribe cartas en Facebook) desde abajo de los escombros de ese derrumbe, mientras los “opositores” de Unen no lograron juntarse ni para la foto en una crisis de esta magnitud.


 


Mauricio Macri, por su lado, tiene que cuidarse muchísimo porque el tsunami se lo puede llevar puesto a él también (¿no dijo en su momento, acaso, que nombró jefe de la Metropolitana a Jorge “Fino” Palacios, encubridor del atentado a la Amia, porque se lo recomendaron la CIA y el Mossad?). Y ni hablar de Sergio Massa, que sustenta su armado político en una parte de la podredumbre de la ex Side. Están todos hasta las manos, por eso todos ellos convocan a la calma.


 


Se multiplica, por lo tanto,los desafíos y las responsabilidades del Frente de Izquierda.