Políticas

12/3/2015|1354

El Frente de Izquierda integra a la campaña a Pueblo Unido y a Pueblo en Marcha


En la elección de la Ciudad participan con el Frente de Izquierda, por primera vez, varias organizaciones sociales y de izquierda; aunque local, la colaboración política tiene un alcance nacional. Entre esos agrupamientos, se encuentra el colectivo Pueblo en Marcha (integrado por el Frente Popular Darío Santillán, Democracia Socialista y otros agrupamientos) y Pueblo Unido, que se referencia con el “Perro” Santillán.  Con este último y sus compañeros, Altamira estableció un acuerdo de principios de contenido clasista hace dos semanas, al cabo de un debate político (ver Prensa Obrera 1352 y 1353).


 


El apoyo de organizaciones  que se colocaron en el pasado reciente en posiciones rivales al Frente de Izquierda es una manifestación de la impronta que el FIT ha dado a la izquierda combativa para toda una etapa. La estrategia de la independencia de clase se ha revelado en la práctica como un poderoso instrumento para desarrollar un movimiento político de características potencialmente masivas. 


 


La izquierda de planteos populistas se ha bifurcado: un sector, Patria Grande, ha tomado el camino del centroizquierdismo residual de Unidad Popular; otro viene al campo de la lucha de clases política. La primera opera con la confusión y el carrerismo electoral; la segunda atraviesa por una serie de delimitaciones políticas y arriba a conclusiones nuevas. Para llegar a esta colaboración política con el Frente de Izquierda, varias organizaciones han pasado por escisiones políticas, como es el caso del FPDS. Se trata, entonces, de un proceso real de diferenciación que se desarrolla sobre la base de la experiencia y en base a la discusión.


 


Oposición 


Desde que el “Perro” Santillán planteó, a fines del año pasado, la necesidad de cambiar de rumbo y acercarse al Frente de Izquierda, en tanto canal político de los trabajadores, nuestro partido se pronunció, por medios de artículos en nuestra prensa, a favor de una colaboración política sobre la base de la claridad y la delimitación de posiciones. Dentro del FIT, Izquierda Socialista sostuvo que había que abrir las puertas de par en par a estas corrientes, en tanto que el PTS las caracterizó como incompatibles con el FIT, esto porque las caracteriza como afines al chavismo y al indigenismo boliviano del MAS. 


 


El planteo del PTS destaca un punto relevante: ¿es pertinente un frente político para las elecciones de este año con corrientes, digamos populistas, que plantean una colaboración política con el Frente de Izquierda, el cual se define por la lucha de clases y el gobierno de trabajadores? Nuestra respuesta es que ello depende de la claridad con que se establezca esa colaboración, o sea de la delimitación política que se establezca. No es el FIT el que apoya un planteo populista, son los aliados populistas los que plantean una colaboración política con un Frente de corte clasista. La caracterización de populismo o democratismo no se puede aplicar tampoco a granel. Hay que ser preciso y concreto: el acta firmada en Jujuy por Altamira y el Perro plantea posiciones obreras revolucionarias. 


Hay otro aspecto a considerar: la crítica al populismo y al democratismo no tiene el mismo carácter según sea la fuerza de los que integramos el FIT. Debemos decir que incluso desconocemos si existe esa crítica, y en varios debates hemos señalado en nuestros compañeros de Frente planteos democratizantes y populistas. No hemos tenido las mismas posiciones sobre el chavismo y el indigenismo, porque caracterizamos en forma diferente su contenido histórico en las naciones oprimidas. No hemos tenido posiciones coincidentes sobre el lockout sojero ni sobre cómo abordar estallidos políticos de masas, como el que ha piloteado Syriza en Grecia; no es una diferencia política menor el rechazo al ultimatismo a las masas que tipifica al sectarismo y a la pedantería. La vara de la delimitación política es un método precioso tanto hacia adentro como hacia afuera del FIT. Estamos en presencia de un acercamiento de corrientes que incluso han opuesto (y hasta cierto punto siguen oponiendo, a pesar de su paso hacia el FIT) el movimientismo y la indiferenciación a la necesidad del partido de la clase y del programa.Nadie deja esto tan claro como nosotros. Seguimos una regla leninista: delimitémonos para poder actuar en común.


 


El  PTS levantó, como argumento final, que esta inclusión contravenía “el acuerdo constitutivo del FIT entre sus tres fuerzas”. Pero no existe ninguna incorporación ‘estatutaria’ de esas organizaciones al FIT, sino solamente un acuerdo de colaboración política. El Frente de Izquierda tampoco se reduce a un contrato, sino que es un método político para luchar, en términos de clase, contra los partidos capitalistas y su Estado. Ese método busca ampliar el campo de esa lucha.


 


A quienes han seguido las polémicas políticas en el último año no se les escapa que el acercamiento de Pueblo en Marcha y Pueblo Unido al FIT, refuta los argumentos que se dieron para convocar al Encuentro de Atlanta sin ninguna base política. En esas condiciones, asistíamos, y así lo advertimos, a la creación de un polo político en los hechos, que apuntaba a sustituir o desnaturalizar al Frente de Izquierda. El Encuentro de Atlanta no sobrevivió a un suspiro, precisamente por su método confusionista. Se pretendía meter por la ventana lo que ahora encaramos por la puerta de una delimitación tanto política como organizativa. El “Perro” ha tenido el mérito de reconocer que las tentativas sindicales de lucha sin sustento político, esto cuando el FIT ha demostrado en los hechos una vía real de desarrollo, no tienen futuro; fuera de la lucha política, dijo en el debate en Jujuy, el movimiento obrero choca contra un techo. A la luz de lo ocurrido la crítica al Encuentro de Atlanta, por parte del PO, ha sido la correcta a la vista de los hechos y de los resultados. El FIT gana luchadores como aliados; lo de Atlanta quedó ahí. Para construir un Encuentro Sindical Combativo habrá que discutir todos los problemas de método para que reúna condiciones de desarrollo. 


 


El desafío es ahora desarrollar esta colaboración política concretamente, en la campaña electoral. Esto plantea largar la campaña nacional, que es el hilo conductor y la tracción de las elecciones locales, vista la polarización política que ha tomado la lucha por la presidencia de Argentina. Aquí podríamos toparnos con una crisis de colaboración político-práctica, no afuera del FIT sino adentro. Como, repetimos, el Frente de Izquierda y los Trabajadores es un método político y no un contrato, asumimos la iniciativa de convocar de inmediato al inicio de la campaña presidencial, apoyando desde esta campaña presidencial las campañas locales que comienzan.