Políticas

23/9/1993|402

El Frente Grande se delata

“¿Qué hará si llega al Congreso frente a los siguientes temas concretos?”. Esta pregunta —formulada por “Página 12” (19/9) a los principales candidatos del centroizquierda respecto de las privatizaciones, el “plan Cavallo”, la flexibilidad laboral y el “plan Brady”— alcanza, y sobra, para desnudar el carácter patronal, antiobrero, proimperialista y antinacional de los que se presentan como la “izquierda viable”. Veamos.


Privatizaciones


Frente al saqueo representado por la privatización de las empresas públicas, el candidato “Chacho” Alvarez traspasa la responsabilidad a… “la sociedad”. “Eso —señala— se va a resolver en función de cómo perciba la sociedad el funcionamiento de los servicios privatizados. Si la sociedad percibe que esas empresas no cumplen con las funciones que tienen que cumplir, habrá que investigarlas”. Pero vos, “Chacho”, ¿qué opinás? El candidato se esconde detrás de las “percepciones” de la “sociedad” , para ocultar su apoyo a las “privatizaciones”.


Pese a lo que diga el candidato, la “sociedad” no “percibe” las privatizaciones de la misma manera: una parte, los consumidores y contribuyentes, la “percibe” como una estafa a su bolsillo; otra, los privatizadores, como una fuente de enormes superbeneficios. ¿A qué “percepción” atenderá el candidato Alvarez? Lógicamente, a los explotadores, ya que —afirma— el tema “no se puede discutir desde lo ideológico”.


Su compañero Solanas, por su parte, afirma que “revisaría” las “privatizaciones” —lo que, en concreto, no quiere decir nada— para luego “estudiar (sic) su renacionalización”. Pero “Pino” rechaza esforzadamente presentarse como… ¡horror!, “un estatista”: afirma que “tenemos que marchar a empresas de propiedad social”, un eufemismo que ya utilizó Cafiero (¡para qué negar las raíces!) cuando “estatizó” la deuda de la empresa provincial de energía.


Frente a todas estas macanas privatizadoras, el programa del FIT plantea (punto 7): “anulación de las privatizaciones sin indemnización; por la renacionalización de todas las empresas bajo control obrero; anulación inmediata del remate de YPF y de la entrega del petróleo y de todos los recursos energéticos. No al aumento de las tarifas de los servicios; no a los cortes de luz y servicios a los barrios obreros y populares”.


“Plan Cavallo”


“Página 12” pregunta si “sería un objetivo suyo mantener la inflación cero”. Alvarez responde que sí, “pero que es posible hacerlo desde otro modelo”, mientras que su amigo Solanas afirma que la “inflación cero” es “una variable del éxito de cualquier proyecto”. Los dos candidatos que se presentan como “la verdadera oposición” se han tragado nada menos que la tesis fundamental del menemismo: “la estabilidad”.


Ninguno se ha dignado a denunciar que la mentada “estabilidad” es una mentira, que se basa en el congelamiento salarial, en un endeudamiento público explosivo, en la desocupación, en la entrega nacional y en la creación y engorde de enormes negociados especulativos, todos intrínsecamente inflacionarios. Se han comportado, nada menos, que como dos “cavallianos” hechos y derechos.


La única oposición a esta “estabilidad” trucha y hambreadora es la que plantea el FIT: “Abajo el ‘plan’ Cavallo; aumento general de salarios, jubilaciones y pensiones. Por un salario mínimo vital y móvil que cubra las necesidades de la canasta familiar —1.200 pesos— y el reajuste automático de los ingresos por el costo de vida”.


Deuda externa


El pasaje de la pequeñoburguesía democratizante y nacionalista al campo del imperialismo es un fenómeno de alcance mundial al que no han podido —ni tampoco han querido— sustraerse nuestros “Chachos” y “Pinos”. Esto salta a la vista cuando nos dicen que hay que seguir pagando la deuda externa.


“¿Mantendría el ‘Plan Brady’ tal cual está, lo revisaría o lo anularía directamente?”, pregunta “Página 12”. Responde Álvarez: “Lo revisaría. Decir que lo anularíamos es una posición absolutamente voluntarista y facilista. No se puede pensar en ningún proyecto viable de país a partir de la desconexión con el sistema comercial internacional”. Agrega Solanas: “Hay que renegociarlo, porque no creo que se pueda decir de manera irresponsable que lo vamos a eliminar”.


En concreto, Chacho y Pino no sólo nos dicen que hay que llegar a un acuerdo con la banca acreedora —lo que implica, necesariamente, el pago de la deuda externa— sino que, además, hay que hacerlo en el marco del llamado “plan Brady”, que no es otra cosa que una herramienta diseñada por el propio imperialismo norteamericano para salvar a la banca acreedora. La estafa del “plan” salta a la vista si observamos que, a pesar de todas las “quitas”, “reducciones de tasas”, etc., América Latina tiene hoy una deuda externa más abultada que antes del “Brady” … con el agravante de que se han usado los activos públicos para “reducir la deuda” (privatizaciones).


La “renegociación” que reclaman Alvarez y Solanas es el caballito de batalla de todos los que están planteando capitular ante la banca. Alfonsín, Menem, Sarney, Collor, Lacalle, todos, absoluta-mente todos los candidatos de todos los partidos patronales prometieron “renegociar”; los resultados son conocidos: miseria popular y entrega del patrimonio nacional al imperialismo. Esto es así porque, exactamente al revés de lo que dice el “Chacho”, no es posible ningún proyecto nacional viable sin el desconocimiento de la deuda externa.


Precisamente esto es lo que plantea el FIT (punto 8): “desconocimiento y no pago de la deuda externa; ruptura con el FMI; no al Plan Brady”.


El Frente Grande no es ni frente ni grande; es una colección de todos los lugares comunes reaccionarios que los carreristas pequeñoburgueses al servicio del gran capital utilizaron en todo el continente para estafar políticamente a la población laboriosa.


El único voto —no ya de izquierda, sino simplemente de oposición al gobierno, a la entrega nacional y al saqueo contra el pueblo—, es el voto al Frente de Izquierda y los Trabajadores.