Políticas

17/4/1997|535

El Frepaso y la pueblada

Ya en la pueblada de 1996, el Frepaso, por boca de su jefe de bancada (Oscar Massei) había planteado desconocer la figura del piquetero como representante de los reclamos populares. En esta nueva pueblada y ante la denuncia de la ministra Decibe, de que el Frepaso estaría dirigiendo la pueblada en Neuquén y la huelga docente, nuevamente el diputado Massei ha salido a los medios a declarar que “es falso que tengan algo que ver con esto” y considera que es necesario volver a la ‘paz social’ y a canalizar los reclamos por las “instituciones de la democracia”.


Este hombre, que fue integrante del Superior Tribunal de Justicia, sabe muy bien de qué está hablando: es un defensor a ultranza y consciente del sistema capitalista y del Estado burgués, donde su ‘paz social’ (con una dieta de varios miles por mes en el bolsillo) sólo se altera cuando los pueblos toman su propio destino en sus manos.


Esto demuestra que la posición del Frepaso, cuando votó el envío de la Gendarmería para reprimir el ‘Santiagueñazo’, definió una posición de principios ante las rebeliones populares. Por otra parte, ante el pedido de juicio político a Sapag impulsado por la multisectorial, se declaró contrario a esta posición y caracterizó a la situación como producto de la acción de ‘los ultras’ (los de derecha y los de izquierda).


El diputado Massei tiene una larga trayectoria de solidaridad con el represor Sapag: cuando éste, en 1984, reprimió también salvajemente la huelga de los obreros de la construcción, recibió el apoyo de Massei, entonces en las filas del PJ.


Tanta ‘ética’, ‘moral’ y ‘anticorrupción’ no le alcanza al Frepaso para exigir lo elemental: que se retiren los gendarmes de la provincia, que se liberen y anulen todos los procesos abiertos a los participantes de la pueblada y que Sapag sea sometido, al menos, a un juicio político.


Los activistas sindicales y barriales del Frepaso, muchos de ellos en los piquetes y las barricadas, deben razonar profundamente sobre esta posición política que los abandona a manos de las fuerzas represivas, que ya han asesinado a una compañera y que aún están sitiando a Cutral Co y Plaza Huincul.