El Gatica “hasta las manos”, por Elsa y por Mariano

El festival organizado por el Movimiento Unidos por el Rock fue un éxito contundente. Llenó el Gatica de Avellaneda -y más-, con un público que fue circulando desde las 16 horas. Comenzó con Jauría y siguió hasta la medianoche con el cierre de Los Gardelitos. Su presencia junto a la de la Bersuit Vergarabat reformada, Chala Rasta, Las Manos de Filippi, Diafirmasú, Resina, Skaraway (estas últimas integrantes del MUR) fueron un síntoma vivo de la corriente de simpatía en la juventud y la cultura hacia los luchadores de la clase obrera en general y al Frente de Izquierda en particular.

Esta comprensión fue también acompañada por el público, que no sólo agotó las entradas anticipadas en varios de los puntos de venta, sino que firmó de a centenares un pronunciamiento por el juicio y castigo a los asesinos de Mariano Ferreyra. La actividad fue una conquista militante, donde más de 500 entradas fueron colocadas por los equipos partidarios del PO y los comités de base de la zona sur, en los barrios, entre papeleros, gráficos, metalúrgicos y otros. Se destacó la actividad en el CBC de Avellaneda, que colocó más de 150 entradas.

Varias postales pintan la comprensión común del significado de esta actividad entre el público, los organizadores y las bandas. Ciro Pertussi, de Jauría, pronunciándose no sólo por la recuperación de Elsa, sino por la cárcel de los responsables políticos del ataque de la patota sindical. Cabra, de Las Manos, compartiendo el escenario con la Bersuit, después de muchos años para hacer juntos “Sr. Cobranza”. La intervención de Néstor Pitrola fue vibrante, piquetera, obrera y socialista, dirigida a la juventud, definida por el Frente de Izquierda. El subió al escenario junto a Estefanía, hija de Elsa Rodríguez, Vanina Kosteki y Las Manos de Filippi, “rindiendo cuentas” de lo hecho desde el 20 de octubre, incluso formando el Frente de Izquierda “para una batalla política y de poder” de quienes luchamos por el juicio y castigo. Néstor ubicó a Mariano y a Elsa como pertenecientes física y políticamente a la generación del Puente Pueyrredón, calificando a ambos como emblemas de militancia y a Mariano como parte de una generación “indignada” y movilizada en todo el mundo. A ambos, como protagonistas de la gran lucha de los ferroviarios contra la tercerización y contra la patota sindical.

La conquista por la movilización de la prisión para Pedraza y la patota, la lucha por la extensión del procesamiento a los policías y funcionarios del Estado, la exitosa campaña de solidaridad con Elsa -a la que están llegando los recursos para completar la refacción de su hogar y sostener su concurrencia a rehabilitación- son parte de una única lucha. El aplauso cerrado del público y los artistas presentes ante la música y las definiciones de cada banda, así como ante la intervención política central dio cuenta de una conclusión común y una disposición a pelear por ella. El Gatica fue una continuidad del gran festival con Calle 13. La continuidad de una lucha que tendrá, aún, muchos capítulos.