Políticas

20/1/2018

El homenaje en Azul y la rehabilitación de las Fuerzas Armadas

En un paso más hacia la reinserción de las Fuerzas Armadas en la vida política y represión interna, el gobierno dio el guiño para que el jefe del Ejército, Diego Suñer, organizara una ceremonia de reivindicación de los militares caídos a manos de la guerrilla en los años ´70, con un homenaje a los muertos en el ataque del ERP al cuartel de Azul, en el año 1974. La ceremonia se produjo en momentos en que la localidad se encuentra conmocionada y movilizada en apoyo a la lucha de los trabajadores contra el cierre de Fabricaciones Militares.



Como anunció el propio Ejército, en el curso de este año se seguirán realizando actos similares, recordatorios de otros hechos similares que sucedieron en 1974 y 1975.

Asistimos a un nuevo intento de justificación del golpe genocida que produjo 30 mil desaparecidos, que tiene otra manifestación emblemática en la prisión domiciliaria a las genocidas. En el plano discursivo, esta política de rehabilitación se observa en las declaraciones de numerosos funcionarios oficiales (entre ellos el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj) intentando restaurar la teoría de los dos demonios, negando la existencia de un plan sistemático de desaparición de personas, o poniendo en duda la cifra de 30 mil desaparecidos. 



El oficialista diario Clarín (18/1) destaca el “giro institucional” que supone la serie de actos de homenaje a los militares muertos. También recuerda que todos los que se realizarán desde ahora hasta octubre, serán reivindicatorios de militares caídos en enfrentamientos que acontecieron durante los gobiernos peronistas de Juan Domingo Perón, su esposa Isabel Perón y Raúl Lastiri.



Esto no es inocente. El comenzar reivindicando a los militares caídos durante “gobiernos constitucionales” tiene el objetivo de morigerar el repudio que va a generar este “giro institucional” y tratar de sumar a esta política a sectores de la oposición peronista. El correlato obvio es el silencio sobre los crímenes de lesa humanidad de la Triple A.

Hay que recordar que durante el gobierno kirchnerista las Fuerzas Armadas ya comenzaron a realizar tareas de “apoyo logístico” en zonas de frontera en la “lucha contra el narcotráfico” que continúan hasta ahora.



Como señaláramos en su momento, el involucramiento de las Fuerzas Armadas en la represión interna había sido planteado tempranamente por Macri en la primera cena de camaradería con la cúpula militar, donde las convocó a la “participación activa” en “tareas sociales” y en la lucha contra el narcotráfico. Esto último, junto con el pretexto del enfrentamiento al “terrorismo”, son las muletillas que se utilizan para justificar la participación de los militares contra las movilizaciones populares.



A esa primera manifestación presidencial le siguieron el intento de imponer el 2×1 en los casos que involucran a genocidas, las declaraciones de distintos funcionarios cuestionando el número de desaparecidos, los llamados a la “reconciliación” con los represores y, más recientemente, la defensa incondicional del gobierno a la represión de la Gendarmería en el caso de la muerte de Santiago Maldonado, incluido el ascenso del único inculpado en la causa; de la Prefectura, en el asesinato de Rafael Nahuel y la repudiada “prisión domiciliaria” de Etchecolatz y de otros genocidas.



El brutal ajuste que están llevando adelante el gobierno y los gobernadores no puede pasar sin represión. Como muestra están las que se desataron contra los centenares de miles de manifestantes del 14 y el 18 de diciembre pasados y la persecución que llevó al encarcelamiento de nuestros compañeros César Arakaki y Dimas Ponce y a los otros cinco detenidos en la primera de las marchas.



La respuesta de miles en Plaza de Mayo para exigir la inmediata libertad de los presos, los masivos pronunciamientos de los más diversos sectores obreros, populares, artísticos, la campaña nacional e internacional por su libertad y la agitación permanente para que sean arrancados de la cárcel, son hitos de una  campaña necesaria contra la represión que debemos hacer masiva y permanente.