Políticas

17/5/2022

El incendio de Avellaneda expone a un municipio cómplice de la desidia empresarial

Cuarta fábrica incendiada en menos de cuatro años. En todas hubo negligencia patronal.

Las imágenes del fuego son realmente temibles.

En la mañana de este lunes un incendio voraz mantuvo en vilo a trabajadores y vecinos de Avellaneda, aunque el suceso fue advertido en varias zonas aledañas, llegando la humareda negra incluso hasta la Plaza de Mayo. Un grupo de galpones y fábricas situados en Ameghino y Levalle, a metros del Puente Pueyrredón, comenzó a arder en fuego sin que se conozca al momento el origen del episodio, según precisaron los bomberos del distrito. La versión más firme sería que se produjo una explosión en un laboratorio de sanidad animal.

Vecinos de edificios y casas de los alrededores fueron evacuados en el operativo, y reportan que incluso un día después del siniestro todavía permanece el olor a quemado dentro de sus propiedades. Todo indicaría en principio que hablamos de un accidente, pero se trata más bien de una norma en la localidad. En Avellaneda, un verdadero paraíso de las empresas contaminantes para evadir cualquier tipo de control, se trata del cuarto incendio de fábricas en menos de cuatro años.

En el que se presume que habría sido el segundo lugar alcanzado por el fuego, una fábrica de aerosoles, trabajadores de la planta denunciaron la precariedad en las condiciones de trabajo, empezando por la completa ausencia de cualquier tipo de elemento de seguridad para ellos mismos. Una situación sustentada antes que nada por la precariedad en el vínculo laboral, siendo varios de ellos informales.

El último episodio similar reportado había sido el incendio de una destilería en Villa Inflamable, un asentamiento precario cuyo nombre está dado porque su suelo es literalmente inflamable, gracias a una vasta contaminación acumulada año tras año que lo llevó a estar en el ranking de los lugares más contaminados del mundo. Aquel incendio puso en severo peligro la vida de los vecinos, que ante la desesperación cargaban baldes con agua contaminada del riachuelo para intentar ponerle fin a las llamas. Pero también agravó de por sí, una vez más, sus condiciones de vida, contribuyendo la incineración de petróleo a agravar el crítico cuadro ambiental y sanitario en el lugar.

Estas imágenes remitieron en aquel entonces al incendio de la destilería de Raizen – Shell, también en los alrededores de Inflamable, y que dejó como saldo el asesinato laboral de un trabajador precarizado. La patronal había decidido “acelerar” los tiempos estipulados para el proceso en ejecución, lo que llevó al desenlace fatal y a las quemaduras de otros trabajadores ante las pésimas condiciones de trabajo y de los protocolos de seguridad.

Ahora bien, un episodio que, si se quiere, pasó más “inadvertido”, fue el incendio de un galpón en la planta de Siam, en 2019. Los trabajadores denunciaban hace años la completa ausencia de elementos de seguridad e higiene en el sector, incluso la reducida cantidad de matafuegos, así como los elementos que configuraban la posibilidad de una catástrofe tales como instalaciones eléctricas sumamente peligrosas o paredes corroídas a merced de un derrumbe, entre otras.

Ni la Municipalidad de Avellaneda, gobernada por el kirchnerista Jorge Ferraresi de 2009 hasta 2020, y ahora relevado por su “delfín” Alejo Chornobroff, ni el gobierno bonaerense de Axel Kicillof pueden darse por sorprendidos. Las denuncias de vecinos del distrito se apilan y nadie da respuestas. Estos grandes pulpos que operan en Avellaneda y que la llevaron a ser una ciudad emblema de la contaminación ambiental tienen la complicidad explícita del ejecutivo local como provincial e incluso nacional. Los reclamos por la actividad terriblemente nociva y riesgosa como las de otras tantas empresas, tales como Trieco-Stericycle, son conscientemente ignorados por todos los gobiernos.

Vale señalar sobre este último caso que el diputado provincial del Partido Obrero en el Frente de Izquierda – Unidad, Guillermo Kane, presentó un pedido de informes en la Legislatura Bonaerense para que Trieco-Stericycle de cuentas de su actividad netamente destructiva (quema de residuos patogénicos) que amenaza día a día la salud de los vecinos. Aún no llegó a tratarse, dada la absoluta parálisis del recinto parlamentario provincial y el bloqueo del oficialismo a la tratativa de los pedidos de informe. El motivo es garantizar la impunidad para que Trieco siga operando, y se corrobora de manera mucho más clara si se atiende a que este pulpo confesó en la justicia norteamericana haber pagado a razón de 10 millones y medio de dólares a funcionarios públicos de Argentina, Brasil y México para obtener las adjudicaciones y que “hagan la vista gorda” a los resultados de su actividad.

El incendio que vimos en el día de ayer, queda claro, no fue un suceso inevitable. Retrata la vía libre que las empresas contaminantes tienen en Avellaneda por parte del gobierno municipal y del gobierno bonaerense para maximizar sus ganancias sometiendo a la población del distrito a la contaminación, las enfermedades congénitas, el plomo en sangre, y, claro, el peligro a perder la vida en un incendio. Tenemos que ponerle punto final. Pongamos en pie en todos los barrios del distrito asambleas populares para deliberar sobre esta situación insostenible y organizarnos contra el pacto de impunidad entre el poder político y las empresas que nos someten a ella.