El largo discurso de un gobierno que se achica

Las tres horas y media de discurso presidencial fueron objeto de numerosos comentarios. Cada crítico expuso sus propios prejuicios. Frente a una oposición que escuchó sin pestañear, fue un acto de autoridad; por el exceso de justificaciones que contuvo, fue un vano intento de esconder la inseguridad del gobierno, agobiado por la agudización de las contradicciones de la gestión.


A la Corte neoyorquina que emplazaba al gobierno a establecer un plan para pagar la totalidad de la deuda a los fondos buitres, CFK le respondió que lo harán en el marco de la ley argentina. Algunos interpretaron que no iría más lejos que lo que ofreció hasta ahora, pero muchos vieron el anuncio de un nuevo memorándum -esta vez con las togas neoyorquinas- para emitir nueva deuda pública, a veinte o treinta años de plazo, por el monto requerido. En lugar de cobrar al contado, los buitres recibirían la plata en cuotas, y la deuda argentina se engrosaría en 30 mil millones de dólares -sin contar, claro, los intereses. Para cumplir con este propósito, los K deberán meter la mano aún más en la Anses. Para recordar esa confiscación, Cristina Kirchner insistió con que los fondos de la Anses "no son de los jubilados".


En materia de vivienda, CFK anunció que el "plan Procrear" se reorientará ahora a la refacción de viviendas. No presentó un solo dato de la ejecución durante el año que pasó. La relación entre la cuota de una vivienda y el salario es hoy un 50% más alta que hace veinte años. La penuria de vivienda es otra expresión del aumento de la polarización social bajo el 'modelo'.


En relación con el empleo y los salarios, CFK apeló al recurso de comparar las cifras actuales con la catástrofe de 2001-2002. No dijo que el nivel más alto de salarios de la década K, alcanzado en 2008, apenas alcanzó a los neoliberales años noventa. A partir de este tope, el "modelo" dejó de incorporar trabajadores: la "década ganada" (sic) reemprende el camino a la baja.


Para ilustrar la"reindustrialización" del país, Cristina Kirchner pasó lista a una batería infernal de regímenes de subsidios al capital, desde la promoción fueguina hasta el curro de los ‘parques industriales’. Como prueba de la industrialización, citó el precio bajo del gas que pagan las industrias; la misma falacia podría haber empleado para imaginar una modernización de los ferrocarriles, presentando la factura de subsidios a los concesionarios. El déficit creciente del balance de la industria automotriz prueba que Argentina no ha pasado el estadio de la armaduría. Ni hablar del petróleo o la energía…


En materia de seguridad, CFK saludó el incremento del 1.000 por ciento en el presupuesto de la Gendarmería. No tuvo suerte: dos días después, se confirmó que esos recursos atienden el espionaje a organizaciones sociales y políticas. Al referirse a la cuestión de la Amia, explicó que el memorando con Irán está en línea con el expediente judicial de Canicoba Corral y Nisman, que es un armado de la CIA y el Mossad, al menos según la opinión de Horacio Verbitsky. Denunció a los "encubridores de adentro", pero los archivos de la Side con sus nombres continúan cerrados.


Cristina Kirchner anunció que promovería la elección del Consejo de la Magistratura, el órgano que selecciona a los jueces, por medio del voto popular. Pero esto no modificaría el carácter camandulero del Consejo, que designa a los jueces mediante una componenda entre los ‘padrinos’ de partidos, ligados a la ‘corpo’ judicial. De todos modos, el proyecto choca con limitaciones constitucionales insalvables, o sea que apunta a reformar la Constitución y meter en ella a la re-reelección.


La Presidenta anunció también la creación de tribunales intermedios -Casación- en los juicios previsionales y contenciosos (aquellos que demandan al Estado). Pidió una ley para "limitar la responsabilidad del Estado ante las demandas". Lejos de "democratizar la Justicia", la burocratiza todavía más, e incluso traslada a los funcionarios las inmunidades de las que hoy goza la ‘corpo’ judicial.


La palabra "YPF" brilló por su ausencia en las tres horas y media de discurso. Que tomen nota los de Marea Popular. La explicación de este silencio emergió al conocerse la oferta a Repsol, principal vaciador de YPF, para que se asocie en la explotación de gas no convencional en la cuenca fértil de Vaca Muerta. Si a esto se añade el ingreso de la norteamericana Chevron, la pretendida ‘soberanía energética’ es un fraude sólo superado por el ‘desendeudamiento’. Las casi cuatro horas de perorata fueron la tomografía computada de una declinación.