El mayor ajuste de la historia
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Los anuncios “sociales” del gobierno serán finalmente una farsa y las idas y vueltas producidas sobre el tema advierten de la fragilidad política que envuelve al régimen. A estas horas el Ministerio de Economía habría desechado incluso la posibilidad de duplicar las asignaciones familiares —que en la actualidad rondan entre 20 y 40 pesos-. “Las mayores posibilidades —informa La Nación (11/11)- giran en tomo de un aumento del 25 al 50% que podría aplicarse sólo para algunos sectores para disminuir la pérdida fiscal.
El gobierno está obligado a preservar el superávit en las cuentas del Estado para pagar la deuda. Entre intereses y servicios, la Argentina tiene vencimientos por 14.000 millones de dólares en el 2005, casi el 10% del PBI -una situación que se repite con montos similares en 2006 y 2007-. De estos 14.000 millones de dólares, 5.500 corresponden a pagos de capital al FMl y al resto de organismos financieros internacionales. Hasta que se concrete una eventual refinanciación, “Argentina seguiría pagándole organismo: 890 millones en el primer trimestre (del año que viene)”.
Superávit incautado
Para cumplir con los compromisos de la deuda, gobierno ha elaborado un presupuesto que oculta un superávit fiscal superior al 3% del PBI, y se ha arrogado los mayores superpoderes de la historia a fin de desviar partidas. El excedente fiscal, sin embargo, no se explica por la mejora en la recaudación, ya que, en términos reales, se encuentra por debajo de los niveles de la década del ’90, en tanto que “los gastos de este año son un 20% inferiores a los de 2001”, un año de “niveles bajos, luego de un prolongado período de recesión y ajuste” (Informe del Centro de Estudios Bonaerenses, noviembre).
El gobierno “nacional y popular” intenta lograr de este modo un superávit fiscal del orden del 6 por ciento del PBI, sin precedentes, de millones. Esta sangría ocurre en el marco de niveles extraordinarios de pobreza: una encuesta acaba de revelar que el 8% de los estratos “bajos y medio bajos” redujo su dieta alimenticia por problemas económicos (La Nación, 5/11).
Los signos del cambio
Esta estrategia ha unificado por ahora a la clase capitalista y tiene el respaldo del imperialismo. Pero ni los trabajadores ni los explotados pueden seguir cargando con esta situación.
Es lo que expresan la movilización y el paro de los petroleros (por el 45% (de aumento), o de los telefónicos una semana atrás; las luchas docentes y estatales de Buenos Aires, Neuquén o Salta; el paro general en el Chaco; la rebelión estudiantil del Comahue y el derrumbe de las corrientes tributarias del gobierno en la Universidad. También la decisión del movimiento piquetero en lucha de marchar el 16 contra el levantamiento de los planes, por el trabajo, el salario y la libertad de los presos; el mismo arco de fuerzas que sumó 20.000 manifestantes el pasado 16 de octubre para protestar por el encarcelamiento de los más de treinta luchadoras y luchadores.
El Partido Obrero llama a desenvolver las luchas obreras hasta la victoria, mediante comités de huelga responsables ante asambleas y coordinadoras por los 250 al básico, la estabilidad de los contratados, un mínimo de 800 pesos A organizar asambleas populares en coordinación con los piqueteros y trabajadores en lucha, por la reducción de la jornada laboral y el fin del trabajo en negro.
A unir las luchas a un planteamiento de conjunto, a una salida política obrera y socialista.