Políticas

29/4/2020

El MST defiende privilegios de los políticos burgueses

En una nota del 21/4, el MST ataca a la legisladora del FIT-PO en Córdoba, Soledad Díaz García, por un supuesto “apoyo” a la disposición de Schiaretti de recortar 45% los haberes de los funcionarios. La crítica es simplemente una calumnia. Queda invalidada desde el principio porque basa toda su fundamentación en un supuesto “aval” que nunca existió de parte del PO. El objetivo, como veremos, es encubrir su posición de defender los sueldos siderales de los funcionarios tal cual están.


No hubo aval, tampoco resolución parlamentaria. Sí hubo una reunión del vicegobernador con los presidentes de los bloques legislativos donde el gobierno informó la medida. ¿Qué hizo el Partido Obrero? En la propia reunión denunció la impostura, puesto que se limita a cuatro meses y no se aplica a todos los funcionarios; marcamos que se trata de una cortina de humo para tapar el anuncio de afectar el pago de salarios y jubilaciones; y reclamamos que no hubiera ningún recorte a trabajadores, que se otorgue aumento salarial y que todo funcionario cobre lo mismo que un trabajador, algo sobre lo que tenemos proyecto presentado en Diputados y en todas las legislaturas del país donde ha ingresado el FIT. Esa posición fue difundida con un inmediato comunicado y con una nota en Prensa Obrera. El MST nunca menciona esos materiales.


Recordemos también que Néstor Pitrola, siendo diputado, hizo retroceder un dietazo secreto de Emilio Monzó (con apoyo del FPV) con su denuncia pública. Lo nuestro es una trayectoria consecuente en defensa de un programa. El accionar de Soledad no es ni más ni menos que la defensa del programa del PO-FIT, es decir del marxismo revolucionario. En un artículo publicado en 1911, titulado “En memoria de la Comuna”, Lenin afirmaba: “…Y para subrayar, como si dijéramos, su carácter de gobierno auténticamente democrático y proletario, la Comuna dispuso que la remuneración de todos los funcionarios administrativos y del gobierno no fuera superior al salario normal de un obrero…”.


Pero el ataque tiene un objetivo muy concreto: encubrir las posiciones descompuestas del propio MST. Quienes están en contra de este punto programático son ellos. Mientras se defiende de palabra que “un funcionario cobre como una directora”, se opone en los hechos a la rebaja de los funcionarios. El MST ha salido con una campaña pública rechazando el descuento del 45%, explicando, en forma oportunista, que ese rechazo lo hace porque la medida es “insuficiente”.


El párrafo del ataque está subtitulado en forma insidiosa “izquierda consecuente y programa socialista”. Pero no es de socialistas oponerse al recorte de los privilegios de la burguesía, los que se pagan -hay que recordarle al MST- con los impuestos a la clase trabajadora. Tampoco el MST tiene una actitud consecuente. Hace dos semanas su banca levantó la mano a favor del gobierno en la votación que se desarrolló al respecto de las sesiones “virtuales”, que formalizaban la clausura de las sesiones ordinarias y la transformación de la Legislatura en una escribanía virtual de Schiaretti.


La cuestión no es nueva y no sorprende. Lejos del programa socialista consecuente, el MST arrastra una larga trayectoria oportunista. Solo para mencionar algunos casos cordobeses vamos a decir que en el 2015 mientras Luis Juez se sumaba al macrismo, el MST continuaba en ese armado populista-derechista. Lo mismo sucede en Río Cuarto donde integraron, hasta hace poco, el armado de Pablo Carrizo, un elemento centrista con múltiples y graves hechos de violencia de género (aún no se conoce posición de ruptura). Actualmente el MST integra el decanato ajustador de Psicología. Allí defendieron y defienden, objetivamente, políticos burgueses y privilegios.


El MST ha encontrado un cómplice entusiasta en Altamira. En Política Obrera (25/4), el grupo rupturista se suma al ataque morenista, inventando una reunión de comisión y una resolución que nunca existieron. En un cuento desopilante, se llega al extremo de afirmar que PO participa de un “cogobierno con Schiaretti”. Pero lo que importa es lo siguiente: mientras se ataca en forma sostenida la consigna del PO y del FIT de que un funcionario no cobre más que un obrero, nunca se ataca al gobierno y al poder judicial por cobrar remuneraciones exorbitantes (300/600 mil pesos). La conclusión natural del artículo es la defensa de los privilegios del funcionariado burgués. Esta posición es coincidente con la actuación del propio Altamira que decidió romper el PO, entre otras razones, cuando pretendió tener privilegios semejantes en la organización obrera y le fue negada semejante degeneración por parte del comité nacional del partido.


La calumnia del MST y su cómplice choca con la firmeza y el sacrificio de la bancada del FIT-PO en Córdoba, que se esfuerza día a día en defender la causa de la clase obrera y la lucha por un gobierno de trabajadores, como surge claro de las luchas que la banca apoya en plena pandemia como la de docentes que no cobran salarios, municipales de Jesús María y de salud de Córdoba, de la UTS, de empleadas domésticas, de repartidores, de vecinos de Hogar III, del Polo Obrero, entre muchas otras. El altamirismo rompió con el FIT-U que levanta en su programa la cuestión de las dietas y salarios de los funcionarios, el MST se suma integrando el frente.