Políticas

28/6/2007|998

El negocio de la filantropía

Un informe reciente de la Asociación de Economía Financiera (Le Monde, 1/6) da cuenta de “el crecimiento de la potencia financiera de los grandes fondos norteamericanos de ayuda”, los llamados “fondos filantrópicos”. Un ejemplo de ellos es la Fundación Bill Gates, a la cual el fundador de Microsoft donó 31.000 millones de dólares de su fortuna personal. Otro magnate norteamericano, el financista Warren Buffet, acaba de donar 37.000 millones de dólares a fondos filantrópicos.


Los montos a disposición de estas fundaciones son “colosales” (ídem); provienen de fortunas personales que, por esta vía, evaden el pago de impuestos. Sólo en el 2006, el financiamiento “filantrópico” de proyectos en los países “pobres” (en salud, agricultura, medio ambiente) alcanzó los 4.000 millones de dólares.


La potencia financiera de estas instituciones “caritativas”, según el mismo informe, “pone en cuestión los grandes equilibrios mundiales”. En primer lugar, en los propios mercados financieros donde estos fondos “filantrópicos” se han convertido en jugadores de envergadura de la especulación financiera. Los bonos del Tesoro norteamericano y los plazos fijos han sido reemplazados por los fondos de riesgo, los derivados (inversiones de alto riesgo) y los “private equity” (fondos dedicados a la compra de empresas en quiebra) como destino preferido de las inversiones de los “fondos filantrópicos” y las fundaciones.


Los “filántropos” y sus fundaciones se valen de las generosas exenciones impositivas que les da el Estado… con la excusa de cumplir funciones que los “filántropos” le han expropiado al mismo Estado.


La evasión de impuestos es el primer objetivo de los “filántropos”; la segunda, la promoción de sus propios negocios.


La Fundación de Bill Gates, por ejemplo, afirma promover la educación; para ello distribuye computadoras que funcionan con los programas de Microsoft. Se trata de una “ampliación de mercado” financiada con exenciones impositivas. Otro ejemplo: existe un fondo norteamericano para alimentar a los hambrientos de Africa. Este loable propósito se cumple mediante la compra de trigo norteamericano que es transportado a Africa utilizando barcos norteamericanos. Cuando los países africanos beneficiarios pidieron que, en casos de crisis alimentarias, se les permitiera comprar los granos a proveedores más cercanos, se paralizaron los envíos durante meses.


Los “fondos filantrópicos” financian proyectos que, por lo general, no son implementados por los Estados de los países receptores sino por organizaciones no gubernamentales (ONG). La “ayuda” pasa por fuera de los presupuestos estatales, que continúan destinados al pago de las deudas externas y al subsidio del capital.


Con el argumento del “fortalecimiento de la sociedad civil”, los “fondos filantrópicos” financian el copamiento de los movimientos populares. En Argentina, ha sido un factor de cooptación del movimiento piquetero. La proliferación de la red de las ONG, financiadas por el gran capital internacional, ha dado lugar al surgimiento de una amplia burocracia internacional de pasado izquierdista, que ha solucionado su propia “cuestión social” en el cuadro de una miseria social generalizada. Como denuncia James Petras, se trata de verdaderos “empresarios de la pobreza” (Perfil, 6/5).