El debut del Nuevo Partido Anticapitalista en Francia echó por tierra las expectativas de sus fundadores. Suponían que la combinación de un líder con carisma y una ‘apertura’ ideológica en todas las direcciones serían una receta segura para la pelea electoral en las grandes ligas. El NPA, sin embargo, sólo sumó 840 mil votos contra los casi 1.800.000 que había obtenido en las elecciones presidenciales de dos años atrás. La Liga Comunista Revolucionaria, que se disolvió en el NPA, ya había sumado 1.200.000 votos en 2002. El domingo pasado fue apabullado por los “verdes” y por el frente que armó el Partido Comunista con el Partido de Izquierda (una escisión del PS).

Cuando no habían pasado 24 horas de la votación, el NPA emitió un comunicado para reclamar “un acuerdo durable” con el centroizquierda “antineoliberal” (el frente que armó el PC). Es decir, un acuerdo estratégico con una coalición que postula la colaboración de clases.

La propuesta evidencia que el revés electoral ha suscitado una enorme vacilación del NPA sobre su futuro. Fruto de una burbuja electoral (2007), se marchita con su desinfle. Todo indica que el NPA entra, muy temprano, en un período de crisis.

P.R.