Políticas

26/2/2015|1352

El panorama electoral en Córdoba

Fuerte intención de voto al Frente de Izquierda


De la Sota no ha definido aún la fecha de las elecciones provinciales. Insiste en su candidatura presidencial, la cual no tiene visos de superar las Paso. El sostenimiento de esa candidatura es un acto de defensa.


 


Las dilaciones en el anuncio de la fecha de las elecciones provinciales encierran problemas políticos que se han potenciado con la muerte de Nisman; él quiere ser el que comande la asociación con alguno de los tres candidatos centrales sin perder el control de su propio aparato. 


 


Las encuestas confirman una tendencia que ya se expresó en las legislativas de 2013, donde el juecismo obtuvo la mitad de los votos del Frente de Izquierda, y donde a través del fraude se nos birló la banca que hoy debiera estar ocupando la propia Liliana Olivero.


 


Las encuestas provinciales coinciden con algunas en municipios con elecciones próximas como La Falda, donde la lista del Partido Obrero aparece tercera con el 16%.


Se trata, por lo tanto, de una tendencia.


 


Así las cosas, el bloque del Frente de Izquierda en la Legislatura provincial podría tener un piso de tres legisladores, podríamos ingresar a los concejos deliberantes de la Capital y de varias ciudades del interior, y consagrar diputados nacionales por Córdoba.


 


 


Este es el desafío


 


De la Sota llega políticamente golpeado por varios episodios de crisis de su gobierno; primero fue el llamado narcoescándalo que terminó con los jefes de la dirección de lucha contra la droga de la policía provincial presos. Lejos de cerrarse, la crisis se potenció y vino el amotinamiento policial de fines de 2013. Luego el escándalo de la financiera CBI y el deschave de una mesa de dinero trucha que involucraba a funcionarios del gobierno, de la oposición e incluso sindicales. Ultimamente, el escándalo de Kolektor que deschavó las cajas negras del delasotismo y su “patria” contratista.


 


Todos estos hechos son la manifestación política de un agotamiento del régimen como resultado de la crisis capitalista de conjunto. De la Sota ve la dificultad de sostener a su propia base social y que ésta no le sea disputada por otros, fundamentalmente Macri, que según las encuestas crece sobre el terreno donde el delasotismo reinaba sin dificultades: la “pampa” gringa, el interior sojero.


 


 


La oposición patronal


 


El radicalismo está prácticamente quebrado. Aguad quiere un frente con PRO y Juez. Mestre rechaza el frente con Juez, lo cual favorece al PJ.


 


El acuerdo con el PRO y el apoyo explícito de Juez a la candidatura de Macri han terminado de dinamitar al Unen en Córdoba, además de quebrar definitivamente al Frente Cívico. Este hecho,


posiblemente, sea el factor más importante de la elección cordobesa: ¿quién se lleva los votos del juecismo? Los “sectores progres” del Unen (el PS, Libres del Sur y el Gen) han señalado que el acuerdo con el PRO tiene como único beneficiario al Frente de Izquierda.


 


Con el derrumbe del centroizquierda el panorama político cordobés gana en claridad. Juez fue el gran freno a una evolución hacia la izquierda luego de 2001 y capitalizó fuertemente el rechazo al PJ y a la UCR. Con un frente con la UCR y el apoyo a Macri el juecismo cierra su ciclo.


 


Todavía no está claro qué hará el kirchnerismo. Accastello no representa enteramente a la camarilla K gobernante, y está plenamente alineado con Scioli. Un sector K, la Jaureche, a la cual pertenece el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, y que controla gran parte del aparato de la Universidad Nacional, ha cerrado filas con el delasotismo en Villa Allende donde le puso el candidato a viceintendente.


 


 


El desafío del Frente de Izquierda


 


Las encuestas dan al Frente de Izquierda, midiendo una candidatura de Olivero-Salas, entre el 7 y el 16%. Los escenarios más favorables para el Frente de Izquierda son aquellos donde se presentan la UCR, el juecismo y Pro juntos.