Políticas

1/4/1999|620

El Partido Obrero en el bastión del peronismo

Reportaje realizado a mediados de febrero. Por falta de espacio, se publica en forma retrasada

P: ¿Cuáles son los grandes problemas de la clase obrera en La Matanza? 

R: El mayor problema, sin dudas, son los despidos masivos y los cierres de plantas. Si una persona llegara a La Matanza después de diez años de ausencia, no la reconocería. Donde había grandes plantas industriales, ahora hay supermercados. 

Quedan en pie algunas grandes fábricas —como la Mercedes-Benz — y dos o tres medianas de la UOM. Sólo en los últimos seis meses, cerraron cuatro plantas metalúrgicas medianas. Acindar, que llegó a tener 2.000 obreros, está diezmada; hoy apenas hay 400 y existe una amenaza de traslado definitivo a Villa Constitución? 

El otro gran problema es el de la desocupación en las barriadas y la creciente urbanización de gran parte del distrito, en las peores condiciones: sin agua corriente, sin cloacas, etcétera. 

P: ¿Cuál es la situación en Mercedes- Benz? 

R: En diciembre, hubo suspensiones en la rama de camionetas y retiros voluntarios. La planta de ZF se ha trasladado a Pilar. Ahora se acerca la ‘parada técnica’, que siempre se hace en la primera semana de marzo para un mantenimiento general. Esta vez, se plantea que la parada va a ser de todo el mes. 

P: ¿Cuál es la actividad del PO en La Matanza? 

R: Tenemos tres locales: en San Justo, en Rafael Castillo y en Laferrére. Estos dos últimos los abrimos en el ‘97 y mantenerlos fue todo un logro. 

Realizamos una intervención sistemática en metalmecánicos (Mercedes, Indiel, Acindar y Basconia). 

P: ¿Cómo reaccionan los compañeros de las plantas metalmecánicos a la agitación? 

R: En Mercedes-Benz, se nota que hemos despertado un clima de enorme simpatía, a pesar de las ‘apretadas’ que la burocracia hizo dentro de la planta, sección por sección, y de la patoteada que armaron uno de los días que fuimos a piquetear. Se nota en que los compañeros te dan información de lo que sucede adentro, de lo que hace la burocracia y se nota, también, en la venta de la prensa. 

A pesar de todos los aprietes y patoteadas, incluso a pesar de que a veces hay una nube de policías en la puerta, el periódico se vende. 

En otras plantas, las más chicas, se percibe un clima de derrota. En Columbia, por ejemplo, hubo una serie de despidos y la burocracia se limitó a pelear por una indemnización mayor. 

P: ¿En qué otros frentes interviene el PO? 

R: En el gremio docente y en el trabajo barrial; intentamos poner en pie comisiones de desocupados en Rafael Castillo y en San Justo, pero no hemos tenido éxito. 

P: ¿Por qué? 

M: En parte porque ha funcionado el aparato asistencialista de Duhalde, que es utilizado por los punteros del PJ para presionar a los compañeros e impedir que se organicen independientemente. En parte, también, porque no supimos superar estas presiones. Mi impresión es que nuestra política fue muy general y tampoco nos dimos maña para sostener políticamente un trabajo que, en realidad, hacían compañeros simpatizantes del PO. 

R: Lo que no logramos con la Comisión de Desocupados, lo logramos con una Comisión de Mujeres en Laferrére, que se organizó a partir de la movilización del 8 de marzo del año pasado: agrupa a compañeras que vienen del peronismo, que se movilizaron y obtuvieron bolsones de alimentos y que echaron a los punteros para que no manipularan la distribución. Sin embargo, es muy difícil conseguir que compren Prensa Obrera pero, regularmente, compran Trabajadoras en forma masiva. 

M: Otro trabajo con los desocupados, que recién estamos empezando, es en San Justo. Son compañeros más politizados, con más ánimo, menos pauperizados y, también, con una mayor experiencia de lucha y tradición sindical. Sin embargo, también aquí estamos en un parate. El proceso de incorporaciones — que hacia diciembre parecía firme y seguro— se ha diluido. 

R: Aquí el problema es de otra naturaleza. En muchos compañeros que vienen del morenismo, como los que están armando esta Comisión de Desocupados, existe un fuerte prejuicio hacia el PO. 

En algunos casos, se nota, tienen miedo de que el PO repita la experiencia del MAS. Son, en este sentido, extremadamente cautos y tienen una tendencia ‘sindicalista’, es decir a mirar cualquier llamado a la organización política como ‘electoralismo’. Esto es lo que nos han reprochado algunos de los que fueron al acto de Argentinos Juniors en diciembre del año pasado. 

M: Sí, pero también tienen sus contradicciones. Al mismo tiempo que nos dicen esto, nos reclaman que vayamos al barrio para organizar a los compañeros. De cualquier manera, la incorporación de los compañeros que vienen del morenismo nos resulta muy dura. 

P: ¿Cómo se vive la crisis del peronismo en La Matanza y cómo repercute en nuestra actividad? 

R: Si se dice que La Matanza es el ‘bastión del peronismo’, Laferrére es ‘el bastión del bastión’. Y allí es donde se ve, más claramente, la enorme crisis de movilización del peronismo. Existe una permanente tensión entre los trabajadores, especialmente los desocupados, y los punteros, que manipulan los planes asistenciales. Un ejemplo son los actos peronistas: en el último, el de Pierri y Menem, ‘tomaron lista’ a los compañeros del ‘plan Trabajar´, habían advertido que el que no iba, perdía el puesto. Los compañeros fueron… pero los ómnibus volvían vacíos: se comenzaron a retirar en la mitad del acto; a Menem lo chiflaron. 

Otro ejemplo es el de la Comisión dé Mujeres de Laferrére. Hace unos años no hubiéramos podido formarla y ellas mismas no se hubieran atrevido a enfrentarse con los punteros. 

Otro ejemplo. El festival juvenil de Laferrére. Cuando se enteraron de que lo hacíamos, uno de los candidatos a intendente organizó un acto en el mismo lugar. Pensábamos que no íbamos a poder hacerlo. Pero no, lo que vimos fue que muchos de los que vinieron con los micros al acto se quedaron, con gusto, a nuestro festival. 

P: ¿Y el reclutamiento? 

R: A cuentagotas. No logramos que los locales tengan una actividad sistemática de charlas, conferencias, videos como para que nuestra periferia se acerque y se incorpore. Y aquí hay una gran contradicción de nuestra actividad: para algunos compañeros, la actividad de los locales —charlas, etc.— es un ‘transtorno’ porque ‘dificulta’ los piqueteros y las tareas de agitación. Es decir, que parece que hemos transformado en un obstáculo lo que debería ser un gran elemento de desarrollo político. 

M: En la juventud hay un proceso más dinámico. Se han formado dos círculos barriales en Laferrére y en Castillo. En el primer caso, fue muy importante el festival que hicimos para ganar a los compañeros. 

P: ¿A qué atribuyen estas dificultades? 

R: Algunas ya las señalamos antes. Otra es que en la etapa previa hubo-una falta de sistematicidad en el trabajo: se atendía un frente durante un tiempo y después, sin esperar a que madurara, se lo abandonaba. Después de las últimas elecciones, hubo un replanteo general. 

P: ¿Cómo piensan superarlas? 

R: En nuestro plan político definimos una serie de prioridades: metalmecánicos, gráficos, la Uta, la mujer, los desocupados y la juventud. El eje de nuestro trabajo es desarrollar en cada uno de estos frentes el planteamiento de que las organizaciones obreras rompan con la burguesía, que —como lo muestra la experiencia de la Comisión de Mujeres de Laferrére— responde a la situación objetiva que atraviesa todo el movimiento popular. 

Pienso que el PO de La Matanza va a superar estas dificultades y encontrar un cauce más amplio de desarrollo si logra mostrarles a cada uno de los movimientos particulares una perspectiva política de orden general; si los ayuda a superar los inevitables retrocesos e impasses por los que necesariamente deberán atravesar los movimientos parciales de lucha. Vamos a crecer si logramos unificar políticamente los distintos conflictos y movimientos del distrito.