El penoso debut de Marea Popular

Puede resultar llamativo que el debut mediático de Marea Popular haya sido, nada más y nada menos, en la pantalla de TN. Hasta no hace mucho acusaban a los dirigentes del Frente de Izquierda y del PO, por una cosa así, de "clarinistas". Pero quizás ahora los mueva la necesidad de que Magnetto les dé una manito, dado que el electorado no tiene idea de quiénes son. Por eso (también quizá) hicieron buena letra y no se animaron a atacar a la Corpo como lo hacen, cómodos, en los pasillos de Sociales. Tampoco aprovecharon la oportunidad para revelar su chavismo, ¿para evitar indisponerse con el electorado porteño?


El reportaje, aburrido, no tuvo desperdicios. A la hora de explicar el por qué de su lanzamiento dijeron que "apoyaban mucho de lo hecho por el kirchnerismo" y que "compartían varios puntos, como la intervención del Estado en la economía". No les pareció importante precisar a qué intervención se referían, si al pago de la deuda externa con la plata de la Anses y del impuesto al salario o al dictado de la Ley Antiterrorista. El Estado interviene en todo el mundo, para rescatar bancos y destruir la legislación previsional y laboral.


Cuando se pusieron críticos, dijeron que faltaba avanzar en varios puntos como la distribución del ingreso y cortar la dependencia. Yasky, desde su casa, aplaudía con ganas, y D'Elía no podía menos que asentir. El periodista, Marcelo Zlotogwiazda, que hizo lo posible para que la entrevista fuera un éxito para Marea, les preguntó con razón: "¿De acuerdo a su perfil, por qué no se insertan en la izquierda kirchnerista o no se integran a alguno de los partidos del FAP"? La respuesta fue lamentable: "Esta vez queremos mostrarnos". Les faltó agregar, "la próxima vemos".


Para despejar dudas aclararon que su presentación es en la Ciudad de Buenos Aires, "donde gobierna la derecha". Mentirosos. Se presentan en la Ciudad con la intención, típicamente K, de poner obstáculos el ascenso del Frente de Izquierda. Al ser consultados sobre cuál es su programa para la Ciudad dijeron que "lo estaban puliendo", sin percatarse de que debían haber hecho eso antes de ir al programa. Forzados a decir algo, tiraron que "defienden lo público"; ignoran, evidentemente, que bajo el capitalismo, ‘lo público’ está privatizado, en forma directa o por la mediación del Estado. Por eso no explicaron por qué sus amigos e integrantes apoyaron la ley de traspaso del subte a un privatizador serial como Macri, para tercerizar el ajuste de tarifas.


Después del reportaje, muchos creyeron ver en Marea Popular un apéndice del kirchnerismo. Totalmente cierto. "Ni opositores ni obsecuentes", dijeron, simplemente kirchneristas. Tampoco Massa o incluso Scioli, son ‘obsecuentes’; ellos también defienden su huerta.


Pero mientras ocultan su oficialismo con ambigüedades, contra la izquierda son rotundos. Guillermo Almeyra, que reivindica a su mentor, José Posadas, llama a romper el Frente de Izquierda y a sumarse a Marea Popular. Almeyra proponía un voto mendicante al kirchnerismo para legalizar el Frente de Izquierda o reclamaba apoyar a la "juventud sindical de Moyano". En lo mismo anda Claudio Katz, quien nos critica por "no ver" que el bonapartismo K tiene cosas progresivas y otras reaccionarias, pero no llama a luchar contra las reaccionarias sino a operar como furgón de cola de las progresivas. Katz va más lejos: no rechaza el operativo para posibilitar la re-reelección, lo cual es un claro apoyo al bonapartismo, o sea a la regimentación o estatización del movimiento obrero. Cualquier alumno de primer año de Ciencias Políticas sabe que bonapartismo es sinónimo de estatización política.


La marea no es sinónimo de empuje; en la bajamar deja al descubierto los deshechos que ha acumulado en el fondo.