Políticas

8/8/2001|716

El piquetazo copó la Plaza de Mayo

Profundicemos el plan de lucha de la Asamblea Nacional Piquetera

Es incuestionable que, a partir de la Asamblea Nacional del 24 de julio, el movimiento piquetero se ha convertido en el eje, cuando no en la vanguardia, de una creciente movilización nacional.


Los 30.000 compañeros que se concentraron, en un gran piquete, el miércoles 8 en Plaza de Mayo, refutaron cualquier ilusión del gobierno de que la lucha piquetera hubiera entrado en reflujo. ¡ Cómo podría entrar en tal perspectiva con el brutal incremento de los despidos y la quiebra de la cadena de pagos en todas las ramas!


Las resoluciones de la Asamblea Nacional son invocadas del norte al sur para fundamentar los enormes piquetes de Neuquen-Cipolleti, tanto en los cortes del 31 como del 7 de agosto pasados, como la rebelión popular que crece en Misiones, o la movilización que tiene por referencia a la CGT de San Lorenzo, en Santa Fe.


Incluso el paro aislado que han debido declarar Maffei y Yasky ante el recorte de los salarios docentes, o los paros y movilizaciones de ATE, todos han sido encuadrados por la opinión popular en la perspectiva del movimiento piquetero. Una parte del movimiento estudiantil ya ha tomado las calles arrastrado por este impulso general.


No tiene nada de extraño, por lo tanto, que los temas excluyentes que polarizan a la opinión pública sean, sistemáticamente, el llamado “riesgo-país”, de un lado, o sea los banqueros y la crisis financiera, y los cortes de ruta y los piquetes, del otro. El secretario del Tesoro yanqui, en un polo; la FTV (CTA), la CCC y el Polo Obrero, en el otro.


Cuando desde la tribuna de Plaza de Mayo, Abancay Ardura, de la CCC, dijo que había que echar al gobierno y convocar a una Asamblea Constituyente, volcó a la multitud la conclusión fundamental de la Asamblea Nacional, o sea la cuestión del poder. Soslayar este punto es condenar al fracaso cualquier movimiento reivindicativo.


La tendencia de conjunto fue muy bien definida por el menos pensado para ello: “ya hemos perdido a los pobres”, dijo De la Rua, “ahora podemos perder a la clase media”.


La explicación para esta dinámica es que el carácter imparable y generalizado de la bancarrota económica y política del régimen, ha dejado fuera de foco las respuestas aisladas e inconsecuentes de las burocracias sindicales y ha provocado el derrumbe del centroizquierdismo. Debido a esa política de aislamiento, que se limita a protestar, sin perspectiva, ante los diversos “ajustes”, pasaron el impuestazo, la “reforma laboral”, los anteriores recortes de salarios y la liquidación de Aerolíneas. Las direcciones que impidieron la huelga general de todo el tráfico aéreo, para buscar una salida “equitativa” con los pulpos, han fracasado miserablemente en la posibilidad de aprovechar a favor del pueblo la enorme crisis que abrió Aerolíneas en las privatizaciones del régimen.


La lucha actual contra el ajuste y por la libertad de los compañeros correría un riesgo similar al de las luchas mencionadas y a lo ocurrido con Aerolíneas, si no se desarrolla consecuentemente una movilización de conjunto, hasta la huelga general indefinida.


Repetimos: el enorme alcance de la bancarrota económica es precisamente el factor que limita las posibilidades de salida del régimen. Ni la presencia del secretario del Tesoro yanqui, ha podido parar la hemorragia. Las salidas del régimen llevan a una explosión social y política cada vez más gigantesca.


En Página 12 del domingo, Horacio Verbitsky ha presentado el programa del neoce ntroizquierdismo, para intentar encuadrar al movimiento piquetero. Dice en sustancia que hay que “reprogramar” la deuda externa, o sea que propone un acuerdo con el imperialismo para pagarla; que es necesaria una “canasta de monedas”, es decir una devaluación pactada con Brasil; que es necesario un subsidio “por empleo y formación” de 360$ para los jefes de familia desocupados, unas 600.000 personas sobre cuatro millones y medio de desocupados y subocupados. Es un programa que quiere estrangular al movimiento piquetero en el iluso marco democratizante del capitalismo.


El “salario ciudadano” es una planteo que circula en varios países. Pretende que el subsidio al desocupado actúe como el piso salarial de los trabajadores, convirtiendo en duradera la enorme reducción de los salarios impuesta en la última década y media. Se pretende, de este modo, revertir el reclamo de que el salario mínimo sea determinado por el costo de la canasta familiar y de que el subsidio al sin trabajo sea equivalente al salario del trabajador activo.


Los planteos y movimientos centroizquierdistas o democratizantes se oponen por el vértice a la gran perspectiva que ha abierto el movimiento piquetero y las luchas populares todas, que es la de un gobierno de la clase obrera, un gobierno de trabajadores. Es en esta perspectiva que se plantea la Asamblea Constituyente soberana y la organización de la huelga general por las reivindicaciones .


  • No pago de la deuda externa.
  • Nacionalización de la banca bajo control obrero.
  • Reparto de las horas de trabajo.
  • Salario mínimo de 600 pesos, subsidio al parado de 500 pesos.
  • Por un plan económico y político de los trabajadores. Por un congreso de bases de todas las organizaciones de los explotados.