Políticas

30/6/2005|906

El precio del arte….

El martes 14 a la madrugada un microbús que traía una delegación de la embajada cultural de la Secretaría de Cultura de la provincia de Salta embistió por detrás a un camión carbonero (dicen que el chofer se venía durmiendo). La delegación estaba compuesta por un Ballet de Vaqueros y dos grupos folclóricos de La Viña. Venían de actuar en las Fiestas Patronales de Las Lajitas (Departamento de Anta). Casi al instante murió la coordinadora de la delegación; a los dos días falleció un changuito del Ballet de Vaqueros, Druppy Vera. El lunes 20 a la tarde murió un bebé, Leandro López, de ocho meses, hijo de los directores del ballet (Omar y Norma). Falleció como consecuencia de recibir fuertes golpes en la cabeza, en el accidente.


Los medios dijeron “fatal accidente”. ¿Fatalidad? En realidad, ésta es la manifestación más dolorosa de “las fatalidades” a la que están expuestos los artistas en este régimen.


El Ballet Santiago Ayala y los otros grupos ganaron un concurso para ser parte de la embajada cultural de la Secretaría de Cultura de la Provincia, lo que les obliga a tener que participar en los eventos que el gobierno de la provincia les diga. En el lugar y la hora que fuere (las fiestas patronales son utilizadas por el gobierno de turno como tribunas proselitistas). Como ellos solos se deben costear todo el material, los viajes, los ensayos, además de tener que vivir, se ven obligados a tener otro trabajo. Es así que luego de tener que actuar ya casi de madrugada, deben volver urgente para entrar a laburar temprano al otro día. Los recursos los manejan los punteros del Estado, por lo que generalmente se contrata empresas de transportes de las más baratas. Incluso para distancias largas se cuenta con un solo chofer, que obviamente por ser distancias tan grandes y a la madrugada, la probabilidad de que se duerma o conduzca mal es grande y puede terminar de la forma que terminó este viaje.


Hay que poner el arte en manos de los artistas y los trabajadores de la cultura. Los recursos para la cultura los deben manejar ellos y no los punteros del gobierno. Por la vida y por el arte, abajo el régimen de Romero.


Socialismo o barbarie.