Políticas

18/7/1996|503

¿El principio del fin?

Los decretos de Cavallo desataron una crisis con las propias patronales, como lo reveló el inmediato derrumbe de la Bolsa. Los patrones no quieren pagar contribuciones sobre los tickets-canasta, ni sobre nada. En la reunión de Menem y Cavallo con el grupo de los 8 mayores pulpos, hubo un serio encontronazo, porque Cavallo defendió las posiciones del FMI, el cual reclama una disminución del déficit fiscal aun cuando haya que limitar por un tiempo algunos de los beneficios otorgados a las patronales.


Es significativo que en Brasil se hubiera operado, en las últimas semanas, un viraje proteccionista, que también anhela una parte de la burguesía argentina. ¿Podría haber, entonces, una devaluación conjunta del real y del peso?


El choque contra Cavallo no solamente tiene lugar con el fondo de una gran bronca popular, que realmente asusta a las patronales. También ocurre cuando el gabinete de Menem se desintegra con la renuncia de Barra y la inminente de Camilión. Un reciente planteo del Banco Mundial pedía la supresión de las fuerzas armadas para superar la crisis fiscal, alegando que con el Mercosur y el acuerdo con Chile, Argentina ya no tiene que pelear con nadie, y que la represión podría quedar a cargo de una policía ‘modernizada’. Las presiones del imperialismo, como se pueden ver, no tienen inhibiciones de ninguna clase.


En las próximas semanas se podría plantear, entonces, la salida de Cavallo. Este hecho no debe abrir en los trabajadores ninguna expectativa. El sucesor pretenderá aprovecharla para lanzar nuevos paquetazos. Los trabajadores tenemos que armarnos de un programa, cuyo eje es éste: que se convoquen a paritarias con delegados elegidos en asamblea. De este modo pondremos en pie de lucha al movimiento obrero y barreremos a la burocracia sindical. Por una vez, que la crisis de los de arriba sea plenamente aprovechada por los de abajo.