Políticas

1/8/2002|765

El “procesista” Perez Companc (q.e.p.d.)

La venta del grupo “nacional” Perez Companc a la brasileña Petrobras ha dejado un tendal de lágrimas y de viudas. Elisa Carrió, López Murphy, Página/12,La Nación y Clarín. Para Carrió era un modelo de capitalismo honesto, para López Murphy una empresa internacionalizada con inversiones en el exterior, para los diarios “nacionales” una fuente misma de “soberanía”. Ninguno se acordó de que fue un “procesista”. Los cultores de la “memoria” son los primeros en perderla (la memoria está formada de olvidos).


Lo real es que la venta de Perez Companc culmina un proceso que antes recorrieron otros grupos “nacionales”, como Bunge & Born, Bridas, Acindar (Acevedo) Montagna-Terrabussi, Roberts y también Sideco-Macri. Todos estos grupos participaron en forma minoritaria y dispersa de las privatizaciones para aprovechar los precios viles, con lo cual “acentuaron el papel ‘comprador’ (intermediario) de la burguesía nativa respecto del capital internacional”(Informe Político al V Congreso del PO, enero 1992). Luego fueron vendiendo esas participaciones acogotados por las deudas (Soldati, Bridas, Bunge & Born) o por la incapacidad para hacer frente a la competencia externa. Todo esto acentuó, naturalmente, la crisis del capitalismo argentino, del Estado nacional y de sus partidos “nacionales”, incluido el centroizquierdismo.


Perez Companc terminó vendiendo por el peso de su crisis, de su deuda y de su incapacidad frente a los grandes pulpos petroleros. Con el default y la devaluación, el patrimonio de Perez Companc bajó de 2.931 millones de dólares a 778 millones. Junto a Clarín, Loma Negra y otros, buscó que el Estado le diera un seguro de cambio para hacer frente a una deuda de 2.300 millones de dólares. Para arrancar ese seguro de cambio, los “quebrados nacionales” conformaron la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) y colocaron al “mandamás” de Perez Companc, Oscar Vicente, en la presidencia. Lamentablemente, la quiebra del Estado argentino supera a la de las compañías.


Según Daniel Montamat, ex secretario de Energía, “el contexto argentino la obliga(ba) a vender. La combinación de default, la megadevaluación y la errática política energética de los últimos meses doblaron sus espaldas financieras… Muchos conocíamos de sus planes de expansión… La debacle económica forzó la rectificación. De cualquier manera, Perez Companc hubiera tenido crecientes problemas para seguir ganando tamaño en el mundo del petróleo sin abrir más su capital. De haberlo hecho, tarde o temprano hubiera sido presa de una toma hostil” (BAE, 23/7).


Si esta es la radiografía del vendedor, cuál es la situación del comprador. La brasileña Petrobras está pagando altísimas tasas de interés en el mercado internacional para financiar sus operaciones; dispone de reservas petrolíferas escasas y muy caras, y lo mismo le pasa en el segmento de la destilación. Aunque todos consideran que compró a buen precio, si Petrobras “quiere tener ingresos en dólares y convertirse en ‘investment grade’ (para financiarse a bajo costo), la Argentina no es la mejor opción”, opinó un banquero en O Estado de Sao Paulo (25/7). Por eso, el anuncio de la compra fue “saludado” en la Bolsa de San Pablo con una espectacular caída de las cotizaciones de sus acciones.


La calificadora Moody´s teme que “la adquisición de una compañía situada en un país que pasa por una grave crisis política y económica pueda deprimir el valor de sus activos”, por lo cual “reiteró la perspectiva negativa para el rating de deudas en moneda extranjera de Petrobras y Pecom” (ídem). Aun así, Petrobras ya sufre las consecuencias del inusitado aumento del riesgo-Brasil, lo que la aisla aún más del financiamiento internacional.


Pero, en realidad, Petrobrás se lanzó a comprar Perez Companc porque “si no lo hacía, la compraba otra compañía” (ídem). Es decir, la operación Petrobras se carga un muerto para evitar su propia caída. El mismo BAE (29/7) informa que Shell había hecho una oferta de compra a Perez Companc, pero a un precio inferior al que pagaría Petrobras. Es decir que Petrobras pagó un sobreprecio.


Hay sondeos de varias petroleras para comprar Repsol-YPF, aprovechando “que el peso de la deuda asfixia a Repsol-YPF” (El País, España, 23/6). “La posibilidad de que una empresa extranjera aproveche este momento de debilidad para hacer una oferta de adquisición hostil ha sido mil veces descartada, pero renace con la misma velocidad con que s e niega. Grandes petroleras como la italiana ENI, la estadounidense Exxon-Mobil o incluso la franco-belga Total FinaElf son candidatas. Las defensas que de momento tiene Repsol YPF contra una oferta hostil son la ‘acción de oro’ que aun mantiene el Gobierno pero Bruselas quiere erradicar, y un blindaje que, como tal, está pensado para proteger a la cúpula de la compañía pero no a la empresa misma” (ídem).


No debería descartarse entonces una toma de Repsol-YPF y que los compradores negocien simultáneamente o después con Petrobras, de manera de quedarse con todo el mercado petrolero, petroquímico y hasta energético del Mercosur.


Como sucedió con Repsol, Petrobras prevé vender parte de los activos que compró. Con la compra de las petroquímicas de Perez Companc, “Petrobras pasa a tener el 32% del mercado brasileño de poliestireno. Un ejecutivo del sector considera que la estatal venderá las empresas petroquímicas no bien la situación argentina lo permita. Y arriesga un interesado: la alemana BASF” (ídem).


Esta lucha por los despojos de los grupos “nacionales” expresa un proceso de descomposición capitalista nacional e internacional. Por la simple razón de que es un fenómeno “dominó”; cada caída anuncia la siguiente.