Políticas

17/4/2003|797

El que lucha como trabajador debe votar como trabajador

Que las encuestas señalen la posibilidad de que Menem aventaje a Kirchner y a Rodriguez Saa en el primer turno electoral, es una señal inconfundible del completo descalabro de los candidatos “nuevos” o “renovadores” de la clase capitalista.


¡ Y qué decir entonces de los votos que les “roba” López Murphy, un menemista vergonzante, que calentó el culo ministerial dos años con De la Rua!


Ocurre que en medio de una crisis de características revolucionarias, los principales candidatos patronales han hecho campaña con planteos entreguistas y derechistas. Rodriguez Saa, por ejemplo, se “enoja” con la posibilidad de que los banqueros sean resarcidos por el Estado por el perjuicio que les ocasionarían los amparos judiciales, pero obviamente nada dice de lo que ya recibieron por la pesificación asimétrica y por seguros de cambio por deudas con el exterior. Con el incremento de la deuda pública que entrañan estos subsidios a los banqueros, los planteos de reactivación de Rodriguez Saa, que son todos “curros”, quedan pedaleando en el aire.


Todos los candidatos patronales suscriben el programa de “re-capitalización” de los bancos, que puede costar hasta 50.000 millones de dólares.


Todos suscriben también la necesidad de renegociar la deuda externa, para poder pagarla efectivamente en un par de años. Rodriguez Saa ha propuesto comprometer a ese pago el 10% de las exportaciones – unos tres mil millones de dólares o nueve mil millones de pesos. Otros, más “progresistas” que él, como el porteño Ibarra, paga esa deuda rematando el suelo pública de la rica zona ribereña sur de la Ciudad. Otros la Patagonia. Para entregar el territorio nacional es suficiente con pagar la deuda externa.


Pero, por otro lado, todos quieren acabar con los piqueteros y militarizar la asistencia social. Lo ha planteado, incluso, el vice de Carrió. Esto no ha impedido, sin embargo, que los socialistas de Bravo y los chachistas de Ibarra, armaran un frente con el ARI para las elecciones en la Ciudad. No hay cosa más corrupta que un político que hace campaña de honesto.


En este aspecto, Lopez Murphy se ha mostrado insuperable. Es que en nombre de la defensa del derecho a la propiedad intelectual, o sea de la ley de patentes, se ha opuesto a la producción de medicamentos genéricos. Lo mismo sostienen los laboratorios Bago y Rohemers; en este último reviste como gerente la esposa del susodicho. Si Ud. vota a Lopecito, los medicamentos le saldrán un ojo de la cara.


El derechismo de los candidatos patronales se explica por la función política que tienen estas elecciones: restablecer la autoridad del Estado golpeada por la bancarrota económica y la rebelión popular. La gigantesca movilización piquetera del miércoles 16, que siguió a la victoria de Zanón en la semana anterior, huelga general mediante, pone de manifiesto que la rebelión del pueblo sigue presente como un poderoso factor político.


Pero la disgregación del frente patronal amenaza desatar una gran crisis en el corto plazo, algo que está insinuado con las denuncias anticipadas de fraude. Esa disgregación ha alcanzado ahora incluso a la Bolsa de Comercio, luego de haber pasado por la UIA y los banqueros.


La crisis a corto plazo puede emerger de la posibilidad de que los candidatos que vayan a la segunda vuelta obtengan en la primera entre un 25 y un 35% del padrón electoral. Este resultado forzaría a un 65-75% de los electores a optar por un candidato que rechazaron en el primer turno. Bastaría que un gran porcentaje no lo hiciera, es decir que se abstenga o anule el voto, para que la segunda vuelta quede invalidada. En todo caso es un fraude político obligar a la mayoría a optar por candidatos minoritarios – un hecho que expresa el grado de descomposición del sistema político.


A diez días de las elecciones podemos decir que el Partido Obrero ha hecho la campaña más popular de su historia, con actos numerosos, algunas veces masivos e incluso multitudinarios. Nuestro partido ha penetrado a fondo en las barriadas de tradición peronista y ha reclutado en ellas para las elecciones y para el Partido. El Polo Obrero ha mostrado que es realmente una escuela política de los luchadores, porque han sido los piqueteros del Polo los que han sostenido mayoritariamente nuestra campaña. Se ha registrado así un salto político en lo más avanzado de los luchadores. Los militantes del Polo Obrero han derrotado al abstencionismo en el movimiento piquetero, que tiene sus partidarios pero ningún peso político, en parte porque muchos dirigentes abstencionistas se han pasado al electoralismo, es decir sin principios.


La conclusión política de nuestra campaña es que la consigna de la Asamblea Constituyente soberana, o sea que tome el poder político, es la única que efectivamente puede homogeneizar al pueblo para que pueda decidir el desenlace de la crisis política próxima e inminente. El PO fue de este modo el único que planteó en la camapaña la cuestión del poder, con una reivindicación política de transición hacia el gobierno y la gestión de la clase obrera.