Políticas

14/2/2008|1026

El regreso de las epidemias


Hace un año, el dengue amenazaba al país y ocupaba las páginas de todos los diarios. Desde entonces, la situación empeoró, con nuevas epidemias que "regresan".


La reproducción y dispersión del mosquito transmisor del dengue esta íntimamente relacionada con el medio ambiente, incluso en conglomerados urbanos, y con la presencia de aguas estancadas y recipientes de cualquier naturaleza, abandonados y descubiertos, y con los medios de transporte (carros, autos, trenes, camiones y hasta aviones).


Después de la década del ‘70 se abandonó el programa de erradicación del mosquito (que también transmite la fiebre amarilla), hasta que en 1997 su distribución en América volvió a los niveles de 1940.


Las migraciones hacia las grandes ciudades, la presencia de recipientes no biodegradables, la ausencia de programas de control de vectores y la insuficiencia del presupuesto y de recursos humanos, explican la amenaza de la epidemia.


En la Argentina, el diario Norte (Resistencia, 8/2) informó que según un relevamiento realizado en El Impenetrable, el 40 por ciento de la población tiene Chagas y la mayoría de los niños están desnutridos y parasitados.


El diario Ultima Hora (Asunción, 5/2) informó del primer caso de fiebre amarilla selvática luego de 34 años, ocurrido en el departamento de San Pedro. La misma fuente informa sobre la elevación del número de casos de fiebre amarilla en Brasil, en Goiás y Mato Grosso do Sul.


Un informe de CZA Globovisión (Caracas, 31/1) señala que las lluvias en Bolivia afectaron a 26.000 familias, dejando 40 muertos y un brote de dengue en la región cocalera del Chapare, en Santa Cruz y en Beni (departamento amazónico). El riesgo creció también para la leptospirosis, por el contacto con aguas contaminadas con heces y orina de ratones.


La noticia más alarmante es la confirmación de casos de fiebre amarilla en monos muertos en Misiones, en el parque provincial Piñalito, en el municipio de San Pedro (MSN, 6/2).


Este es el muestrario de las consecuencias de la explotación y dominio capitalista y de la miseria social que provocan sus acciones sobre la naturaleza y las condiciones de vida de la clase trabajadora y de los más pobres.


Hace 130 años, Federico Engels señalaba que las victorias humanas sobre la naturaleza traerían consecuencias. "Por cada una de esas victorias, ella se venga". Engels advertía sobre los efectos sociales futuros de "nuestros actos dirigidos hacia la producción".


El dominio político y social de la burguesía es, no sólo a expensas de la superexplotación de la clase obrera, sino también de la degradación del medio ambiente y la naturaleza.


Las condiciones impuestas sobre la naturaleza (destrucción del medio ambiente natural, tala indiscriminada de bosques, contaminación, etcétera), para satisfacer a los intereses de la burguesía, empeoran las condiciones de vida de las clases sociales más pobres y desprotegidas.


Sin terminar con la explotación capitalista, no habrá soluciones para la falta de viviendas, el acceso al agua potable, el saneamiento ambiental y el control de las epidemias, y las consecuencias serán aún más devastadoras.