Políticas

8/10/2009|1103

El regreso de los parapoliciales de Macri

La Unidad de Control de Espacios Públicos atacó a familias indigentes en San Cristóbal

Afuera, carajo! ¡Todos afuera!”. El grito anunció el regre so a los operativos de la Unidad de Control de Espacios Públicos (UCEP), la patota desalojadora del gobierno de la ciudad.

Fue el jueves 1º, en la calle Pasco, debajo de la autopista 25 de Mayo, en plena madrugada. Llegaron en tres camionetas Pathfinder, un utilitario Kangoo y el infaltable camión de basura de la empresa Panizza, sin chapa patente, donde tiran todo lo que no se pueden robar.

– ¡Afuera, carajo! ¡Todos afuera! – gritaron los tipos.

“Al llegar la fuerza de choque a la calle Pasco, Carla, una mujer embarazada de tres meses, fue sacada de su casilla de cartón a las patadas. Ella intentó una tibia defensa. La respuesta fue una tremenda trompada en la cara que la aturdió y la tiró al piso” (Sur, 4/10). Carla perdió su bebé.

Así opera la patota de Mauricio Macri en las noches de la ciudad.

Quiénes son

Aparecieron en febrero de 2008, cuando desalojaron a palo y cachiporra a un grupo de cartoneros en Barrancas de Belgrano. Todavía no se llamaban UCEP, pero ya eran un organismo especial organizado por Macri para “limpiar” de pobrerío las calles porteñas.

Actúan con métodos parapoliciales: van casi todos de civil, con ropas deportivas, en la mayoría de los casos sin orden judicial (cuando la hay, llegan siempre un rato antes que la policía), de madrugada y no labran actas de sus procedimientos.

La idea original de poner en funcionamiento una banda de esas características no es de Macri sino de Aníbal Ibarra, creador del Recep (Recuperación del Espacio Público) por decreto 1163 de 2005. Entre los objetivos del Recep se establecía el de “recuperar los espacios públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (…) que en la actualidad o en el futuro puedan encontrarse ocupados en forma indebida por diferentes personas y en circunstancias diversas”.

Después de aquel estreno en febrero de 2008, la UCEP se constituyó formalmente en octubre de ese año. Dos meses después ya tenía fama en las noches de la ciudad, sobre todo en la zona sur, por desalojar a golpes a familias en situación de calle que dormían bajo las autopistas.

Además de apalear a la gente, estos facinerosos se roban todo lo que sirve y el resto lo tiran en los camiones de basura que siempre los acompañan. Esos camiones van a los procedimientos sin chapa patente, y pertenecen a recolectoras contratadas por municipios del Gran Buenos Aires. Entre ellas, la citada Panizza, que tiempo atrás dejó las calles de Garín tapadas con mugre.

El primer organizador de la UCEP fue Fabián Rodríguez Simón, ex jefe de gabinete del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad. Después de unos cuantos escándalos, Rodríguez Simón debió renunciar y dejó su puesto al actual director de la patota, Jorge Polini. El ministro del área es Juan Pablo Piccardo.

La barra brava

La UCEP tiene por el momento 26 integrantes. Había uno más, pero debió irse después de una paliza tremenda que le propinaron sus compinches por una interna entre patoteros.

En los operativos de calle los comanda Luis Savoiardo, (a) “el Tano”, miembro de la barra brava de San Lorenzo. En la “pesada” sanlorencista (“la Butteler”, por la plaza en la que se reúnen), el “Tano” está alineado con el sector de “el Gordo Ito”, enfrentado con otros por los negocios de la barra, entre ellos el de la venta de drogas en la tribuna. Cuando San Lorenzo salió campeón de la mano de Ramón Díaz, “Ito” y “el Tano” estuvieron en el programa de Marcelo Tinelli, con dirigentes y cuerpo técnico del club.

Savoiardo también integró el grupo que en junio del año pasado intentó desalojar a los kirchneristas que habían instalado carpas en Congreso, en medio de la pelea por las retenciones agrícolas. En esa ocasión les fue mal: como no se trataba de indigentes, cobraron. Hay otros tres Savoiardo en la UCEP: Jonathan, árbitro de divisiones inferiores de la AFA; Marcelo, dueño de un almacén; y Romina, la única mujer en ese grupo de choque.

Los integrantes de la UCEP pertenecen a la planta transitoria del gobierno porteño y cobran sueldos que rondan los 1.200 pesos mensuales. Actúan en la órbita de la Dirección General de Ordenamiento del Espacio Público del Ministerio de Ambiente. Tienen su domicilio oficial (según la página online del GCBA) en Diagonal Norte 570, pero en verdad operan desde unas oficinas en el quinto piso del Edificio del Plata, Carlos Pellegrini 291.

Un requisito básico que “el Tano” exige a los aspirantes es “tener calle”.

El operativo terrorista en San Cristóbal es un alerta. La UCEP no había vuelto a actuar de ese modo desde el violentísimo desalojo de cien familias que ocupaban el edificio de Paseo Colón 1588 (“la harinera”, como se lo conocía en el vecindario), en marzo de este año. Aquel atropello echó a la luz pública las características lúmpenes y delictivas de esa banda macrista, por lo que se los dejó en un segundo plano. Ahora volvieron.

Es indispensable para la seguridad de la población de Buenos Aires promover una profunda movilización por la inmediata disolución de esa banda parapolicial y por el juzgamiento de sus promotores, en principio del jefe de Gobierno y sus ministros del área.