Políticas

22/11/2017

El rescate del ARA San Juan


En estas horas críticas en la búsqueda de los 44 tripulantes del ARA San Juan, las manifestaciones de crisis política alrededor de las responsabilidades por la desaparición del submarino son inocultables.


 


Ha quedado bajo la lupa el estado de la nave, de fabricación alemana, botada en junio de 1983. Las hipótesis más firmes apuntan a un problema originado en las baterías, según el último reporte del capitán del submarino, Pedro Fernández, y por ello había adelantado su regreso desde el puerto de Ushuaia a su base en Mar del Plata (Infobae, 20/11).


 


“Los problemas con las baterías en el TR-1700 no eran una novedad: los trae desde su diseño en Alemania, en los albores de la década de 1980, a pedido exclusivo de la Argentina, dueña de la licencia y único usuario de esta clase de submarinos. Casi desde el inicio de las operaciones, y en especial con el radical mantenimiento de media vida al que fue sometido el S-42, los inconvenientes al respecto nunca se superaron del todo” (La Nación, 22/11).


 


Durante su encuentro en Chapadmalal, los familiares de la tripulación increparon a Macri. “Es prácticamente un suicidio viajar en algo que es viejísimo. ¿No pueden invertir presupuesto estatal en hacer algo por comprar un submarino nuevo y evitar esto? ¿Tiene que morir alguien para cambiar?”, le reprocharon. Otras denuncias apuntaron a la demora en la implementación del protocolo de búsqueda, en un intento por ocultar la envergadura del accidente y presentarlo como un problema circunscripto al sistema de comunicaciones de la embarcación.


 


El ministro de Defensa, Oscar Aguad, asegura haberse enterado de la desaparición del submarino ARA San Juan “leyendo Infobae”, cuando ya circulaban informes internos de la Marina que daban cuenta de la interrupción de las comunicaciones con el submarino. Aguad no había sido agregado en la distribución del parte secreto remitido al jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur. Sin embargo, cuando el contralmirante Gabriel González, jefe de la base naval de Mar del Plata, desestimó que se hubieran producido llamadas satelitales provenientes del submarino, “enfureció a Defensa y al Edificio Libertador” (Clarín, 21/11).


 


Las operaciones de búsqueda y rescate prácticamente han quedado en manos de tropas extranjeras, especialmente estadounidenses e inglesas, incluidas embarcaciones afectadas a patrullar las Islas Malvinas. La apelación a fuerzas militares del imperialismo, incluso a las que ocupan parte del territorio nacional como sucede con las del Reino Unido, es lícita frente a la emergencia. Un gobierno defensor de la autonomía nacional echaría mano a esa ayuda, pero combatiría al mismo tiempo todo intento de valerse de este accidente para promover una línea de colaboración con el imperialismo. No es lo que ocurre ahora. Los medios de prensa del colonialismo inglés, como el Times, festejan que “viejos antagonismos fueron dejados de lado". Saben que el gobierno de Macri se valdrá del hecho para profundizar sus lazos con los países imperialistas. Semanas atrás, el gobierno hizo autorizar por el Senado la realización en territorio argentino de maniobras conjuntas con tropas yanquis, entre las que se cuentan “ejercicios avanzados de guerra antisubmarina (…) guerra antiaérea, guerra litoral y operaciones de interceptación y captura de buques mercantes para el control y prevención de ilícitos…”. Es decir, actividad militar interna. Advertimos contra cualquier intento de manipular la colaboración en la búsqueda del ARA San Juan como excusa para una mayor penetración militar imperialista en el país y en la región. En medio de la colaboración británica se conoció la noticia de que el gobierno del Reino Unido acaba de comprar un escudo de misiles para instalar en las islas Malvinas, similar al que usa Israel. El gobierno ha callado ante este avasallamiento de la soberanía nacional.


 


En el mismo sentido, la burguesía reclama apurar el reequipamiento de las fuerzas armadas, que el gobierno comenzó con proveedores yanquis, europeos e israelíes. La última vez que aumentó el presupuesto militar fue en 2014, cuando el genocida Milani estaba al frente del Ejército y el incremento fue destinado mayoritariamente a reforzar el área de inteligencia.


 


Es obvio que un rearme de la mano del imperialismo, lejos de reforzar la defensa nacional, acentuará la dependencia del país respecto de sus proveedores. Una verdadera política de defensa nacional debe partir del repudio a la deuda externa y la ruptura de todos los acuerdos coloniales que someten a la Argentina.


 


Nos sumamos al clamor de los familiares de la tripulación por el rescate de ésta sana y salva, lo cual no implica ninguna solidaridad con el gobierno ajustador y pro-imperialista que encabeza Macri.


 


Reclamamos el completo esclarecimiento de las responsabilidades políticas y militares que rodearon a este episodio.