Políticas

7/7/2007|897

El segundo “Madrynazo”

Tres semanas de lucha de los obreros de la pesca


Más de 5.000 trabajadores manifestaron en Puerto Madryn durante la jornada de paro general convocada por la CGT y la CTA locales en apoyo a la lucha de los obreros del pescado.


 


La movilización comenzó temprano, con el paro de los transportes y los piquetes en las rutas 3 (nacional) y 1 y 4 (provinciales), que paralizaron la ciudad. Pasado el mediodía, comenzó una concentración que marchó hacia el puerto; al paso de las columnas, los compañeros que se encontraban en los piquetes se sumaban a la marcha. Fue una manifestación impresionante, como no se veía en la ciudad desde el “Madrynazo” de 1984, cuando el pueblo se volcó al puerto para repudiar la presencia de naves norteamericanas.


 


 


Al entrar en su tercera semana, el conflicto de los obreros de la pesca se mantiene muy firme. Los piquetes bloquean el acceso al puerto, hasta el punto que la prensa local informa que se han perdido cargas y descargas por 14.000 toneladas.


 


Los trabajadores reclaman un aumento del 100% de sus salarios largamente congelados. Las categorías más bajas cobran 500 pesos de bolsillo, con una canasta familiar que, en la zona, supera los 1.800 pesos. Las patronales de la pesca —en su mayoría grandes grupos españoles— son uno de los grandes beneficiarios de la devaluación, ya que el 90% de la captura se exporta. A pesar de los enormes beneficios que están amasando, la oferta de las patronales —nucleadas en la Capic (Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras)— apenas alcanza a los 750 pesos “de bolsillo”.


 


La lucha surgió de abajo. Hace tres semanas, el miércoles 13, los trabajadores abandonaron sus tareas y marcharon al Sindicato de la Alimentación (STIA) para reclamar, incluso mediante quema de cubiertas, que la dirección sindical encabezara la lucha. De allí marcharon a la cámara patronal y comenzó el primer corte en el acceso al puerto.


 


Paralelamente, estallaba un conflicto salarial de los obreros del pescado de la vecina Comodoro Rivadavia. Las patronales, la mayoría también españolas pero no agrupadas en la Capic, terminaron acordando un salario final cercano a los 1.200 pesos. La victoria de los obreros de Comodoro puso en evidencia que no son recursos lo que les falta a las patronales de Madryn.


 


La intransigencia patronal fue radicalizando el conflicto. Los piquetes se mantuvieron, incluso ante la amenaza de represión y las presiones de otras patronales (como Aluar) afectadas por los cortes. Una reunión de negociación en el Concejo fracasó por la negativa de los patrones de Madryn a acordar lo que se había firmado en Comodoro. Los trabajadores, que habían concurrido en gran número, bloquearon las salidas e impidieron que los representantes de las cámaras patronales pudieran salir por doce horas.


 


Cuando pudieron ser “rescatados”, los caraduras amenazaron con acciones judiciales por “secuestro”, cuando son ellos los que tienen secuestrada a la ciudad por su negativa a aceptar una reivindicación que ya ha tomado estado popular. La población trabajadora de Madryn apoya decididamente a los obreros de la pesca y se ha sumado a sus piquetes.


 


En las vísperas del paro general en la ciudad, las patronales boicotearon la posibilidad de una “tregua” para negociar, poniendo condiciones que sabían que los trabajadores no podían aceptar. Así, se negaron a la exigencia de que los delegados sindicales pudieran controlar las plantas para impedir la exportación de pescado. Esto, para los trabajadores, era un reclamo elemental porque, si los piquetes y la huelga general se levantaban y si las exportaciones recomenzaban, no era una “tregua” sino una rendición. El objetivo de las patronales es quebrar la huelga y, por sobre todo, la organización que la está encabezando, a la que en un comunicado en La Nación (26/4) denuncian como “organizaciones sin personería gremial”. Según el diario Jornada (22/4), la intransigencia del presidente de la cámara patronal “le valió algún que otro encontronazo con sus pares, que muestran una actitud un poco menos beligerante”.


 


El gobierno kirchnerista de Das Neves intentó recurrir a los “buenos oficios” para levantar la huelga. Pero chocó con la intransigencia de las patronales y con la resolución de los trabajadores. Por eso, declaró que “cesaba la mediación”.


 


Pero ahora, después de la masividad de la movilización en Madryn, y ante el anuncio de un paro provincial el miércoles 27 si antes no hay un arreglo, “el propio gobierno se desespera para evitar el paro general en toda la provincia. Temen que esa medida provoque un efecto cascada y se sumen otros gremios, incluso estatales, con sus propias reivindicaciones” (Diario de Madryn, 26/4). Los municipales de Comodoro ya están realizando sus propias movilizaciones.