Políticas

13/12/2001|733

El subsidio devaluado del Frenapo

La impostura de la “consulta popular” que impulsa el Frenapo, quedó desenmascarada cuando sus representantes en la Legislatura porteña boicotearon la sesión que debía considerar la propuesta (así como otras mejores aun), al advertir que existía la posibilidad de que fuera aprobada.


La propia afirmación de que con un subsidio de 380 pesos se pretende “acabar” (¡nada menos!) con la pobreza, es una mayúscula impostura, más aún cuando se lo limita a los “jefes de familia” y cuando se lo pretende financiar, entre otros, con una reducción de las partidas sociales corrientes. Se puede apoyar ese subsidio para paliar la situación actual, pero definirlo como una realización estratégica (“que no haya ningún ¡hogar! pobre en Argentina”) constituye un apoyo ideológico y político a la miseria capitalista y a la superexplotación. Es precisamente a esto que apunta la definición del seguro como un “salario de empleo y formación”, al fijarlo como el piso salarial al cual la patronal puede recurrir para sustituir a un trabajador ocupado por uno desocupado en estas condiciones.


La “consulta” misma, que no tiene ningún carácter vinculante o imperativo, es un método inefectivo de expresión popular, como curiosamente terminó de probarlo la decisión de postergar su inicio en 24 horas, esto debido a la huelga general declarada por las dos CGT para el jueves 13, obviamente un método “superior”.


En torno a la “consulta”, la CTA ha fabricado, para peor, un frente con los políticos patronales que son responsables de la actual desocupación y de la falta de un seguro al desocupado. Se han negado a votarlo en el pasado y se niegan a votarlo ahora, como quedó probado en la Legislatura del frenapista Iba rra.


Lo que termina convirtiendo a la “consulta” y al planteo, no ya en una impostura sino en un bochorno, es el planteo de la CTA, por intermedio de su vocero, Claudio Lozano, de “abandonar la convertibilidad” y devaluar el peso. Es claro para cualquiera que los 380 pesos se desvalorizarán simultáneamente en una determinada proporción, que puede ser incluso mayor a la devaluación *dependiendo de las condiciones en las que ocurra y los métodos que se utilicen.


Es decir que los proponentes ni siquiera defienden el poder adquisitivo de su propuesta.