Políticas

24/10/2018

El “superávit” comercial de septiembre: otro testimonio del derrumbe industrial

Después de 20 meses consecutivos de déficit, en el mes de septiembre la Argentina rompió la racha y registró un superávit de u$d 314 millones.


Esto, sin embargo, se debe a que las importaciones se desplomaron en un 21% y las exportaciones cayeron “solamente” el 4,8%. Si la caída de las exportaciones no es mayor, se debe a que los precios subieron el 7,3%, ya que los volúmenes exportados cayeron el 11,2%. Mientras la exportación de bienes primarios cayó el 32,3%, fundamentalmente a causa de la sequía, las manufacturas de origen industrial cayeron el 4%. De conjunto, el intercambio –es decir, la suma de ventas y compras– se retrotrajo el 13,5% con respecto a un año atrás.


Pero esto no es todo. Ocurre que las importaciones de bienes de capital se derrumbaron el 42,3% y las de piezas y accesorios de bienes de capital, el 23,8%. Esto significa una caída vertical de las inversiones, síntoma de una recesión pavorosa. Las únicas importaciones que crecieron fueron las de combustibles y lubricantes, a pesar de que las petroleras comenzaron a exportar combustibles desde Vaca Muerta.


La megadevaluación de los últimos meses, según la consultora ABCEB redujo el “costo laboral” argentino a la mitad respecto de otros países de la región (Ámbito, 24/10), pero no atrajo ninguna “lluvia de inversiones”. Por el contrario, el superávit de septiembre simplemente corrobora el derrumbe industrial que recorre el país.


Mientras la burocracia sindical hace la plancha, suena la hora de que la clase obrera tome el toro por las astas.