Políticas

24/5/2006|947

El vallado de la Plaza sigue


Para celebrar su propia misa, Kirchner decidió hablar desde un palco montado en la vereda de la Rosada.


 


Por unas horas solamente, será levantado el vallado que protege al poder frente a la lucha popular.


 


La ‘fiesta’ del oficialismo, entonces, durará unas pocas horas.


 


Es que no hay nada que celebrar.


 


Al menos para el 50% de los asalariados que ganan menos que una canasta de pobreza o para la mayoría de jubilados que está debajo de la canasta de indigencia.


 


Gualeguaychú seguirá luchando contra las pasteras y contra el gobierno que la está llevando por un camino sin salida.


 


La asamblea entrerriana se verá fortalecida cada día más por el crecimiento de la lucha popular en Uruguay contra estas mismas pasteras.


 


Las Heras está en plena lucha por la libertad de los compañeros arbitrariamente presos, y contra la instalación permanente de la Gendarmería.


 


En el Cordón Industrial de San Lorenzo, en Santa Fe, crecerá sin parar la lucha contra la precariedad laboral y ambiental.


 


Los docentes de Córdoba seguirán el combate por los mil pesos de básico.


 


La Fuba no bajará la guardia contra el gobierno camarillesco de la Universidad.


 


Los trabajadores argentinos defenderemos las nacionalizaciones de los hidrocarburos en Bolivia contra los ataques de los Lula-Petrobras y los Kirchner-Repsol.


 


Los campesinos aborígenes de Chaco no abandonarán las rutas hasta que cese el saqueo de las tierras fiscales y la expulsión de los productores por parte de la oligarquía.


 


En Argentina asoma, sí, el porvenir, pero no de la mano de los nacionalistas truchos, sino de la mano de militantes, como los diputados del Partido Obrero en la Constituyente de Tucumán, que se valieron de esa tribuna, en una acción sin precedentes, para desenmascarar al poder de las camarillas capitalistas y desarrollar una alternativa obrera y socialista.