Políticas

19/2/2009|1072

El Vaticano y el sionismo

La Iglesia fue la autora intelectual -y frecuente ejecutora- de masacres de judíos, protestantes, indios, revolucionarios, mujeres, homosexuales y desobedientes. Pío XII, “el papa de Hitler”, jamás condenó el Holocausto y bendijo a Franco y a “la parte sana del pueblo español” por defender “la fe y la civilización cristiana” –como hizo la Iglesia argentina bajo la dictadura. Su odio contra los judíos se funde muchas veces con su odio a la revolución, por el protagonismo judío en la construcción de los partidos obreros y sindicatos desde el siglo XIX. La Curia atizó los prejuicios antisemitas de los trabajadores, intentando apartarlos del socialismo.

En sus informes sobre el levantamiento obrero de Munich (1919), Pío XII escribió: “Un ejército de trabajadores corría de un lado a otro, dando órdenes, y en el medio, una pandilla de mujeres jóvenes, de dudosa apariencia, judías como todos los demás, daba vueltas por las salas con sonrisas provocativas, degradantes y sugestivas. La jefa de esa pandilla de mujeres era la amante de Levien (Eugenio, bolchevique ruso), una joven mujer rusa, judía y divorciada. (…) Este Levien es un hombre joven, de unos 30 ó 35 años, también ruso y judío. Pálido, sucio, con ojos vacíos, voz ronca, vulgar repulsivo, con una cara a la vez inteligente y taimada”.

Recién en 1986, un papa, Juan Pablo II, visitó una sinagoga (la de Roma). En 1993, el Vaticano e Israel establecieron relaciones diplomáticas. No fue obstáculo para los sionistas que la Iglesia no se retractara de su antisemitismo hasta 1997, cuando Wojtyla condenó “la hostilidad” antijudía, si bien como algo ajeno a la institución. En 1998 se agregó un perdón “por no haberlos ayudado durante la persecución nazi”. En 2000, Juan Pablo II visitó Israel.

El Estado sionista, que tilda de peligroso antisemitismo la solidaridad con Palestina, sólo expresó “preocupación” por la rehabilitación lefevrista. El rabinato israelí y el alemán, apenas Benedicto reiteró su “plena e indiscutible solidaridad” con los judíos, se manifestó desagraviado. Para el sionismo, lo último que cuenta es defender a los judíos de los ataques clericales.

O.C.