Políticas

27/8/2022

El viaje de Massa a Estados Unidos

Con el acompañamiento del kirchnerismo "duro".

Sergio Massa y Marc Stanley

La primera semana de septiembre, el ministro de Economía, Sergio Massa, comenzará un viaje por Estados Unidos donde mantendrá reuniones con funcionarios de Joe Biden, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos de crédito internacional, y directivos de empresas, principalmente petroleras y mineras. El objetivo desesperado del viaje es promover el ingreso de divisas al país, vía inversiones extranjeras y nueva deuda externa, cuando las reservas del Banco Central se encuentran en rojo y es evidente que sigue empantanada la improvisada agenda para captar divisas. Esto estará atado a los condicionamientos que imponga el imperialismo, el capital financiero internacional y las multinacionales, lo que reforzará el coloniaje y el saqueo del país.

Massa se reunirá con Kristalina Georgieva, en el marco de la segunda revisión del acuerdo con el FMI, con la expectativa de acceder a un nuevo desembolso aún sin haber cumplido las metas impuestas por el Fondo, lo que implicará una mayor subordinación al organismo.

También se verá con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver Carone, y con el director gerente del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg. Con ambos funcionarios, buscará agilizar los desembolsos de préstamos, para lo que se esperan mayores condicionamientos y un mayor alineamiento con los intereses de Washington, lo que igualmente genera muchos interrogantes por la falta de ejecución de los créditos ya otorgados.

Además, Massa buscará avanzar en el acuerdo de intercambio de información entre las autoridades fiscales y tributarias de la Argentina y Estados Unidos con el presunto objetivo de generar “percepción de riesgo” en las maniobras de sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones, y penar las triangulaciones con Estados Unidos, lo que en realidad deja al comercio exterior bajo el monitoreo del imperialismo.

Para prueba, está la reunión que tendrá con Livent, una minera norteamericana que explota el Salar el Hombre Muerto en Catamarca en busca de litio y fue denunciada por declarar precios de exportación por debajo del 20% de su valor real y de los registrados en la provincia de Jujuy. Lo que demuestra que poco le importa al gobierno penar la evasión fiscal, puesto que mientras el ministro cacarea amenazando con denunciar en los tribunales (estadounidenses para más pruebas) a las empresas que sobrefacturen importaciones, se reúne con una de las grandes firmas de ese país que subfactura como mecanismo de evasión impositiva y fuga de divisas, para ofrecerle mayores beneficios.

Entre todas las empresas estadounidenses, a las que Massa buscará arrimarle prebendas, se encuentran las petroleras Chevron, Exxon, Shell y Total, para las que viene de reglamentar el decreto de Guzmán que les permite un acceso preferencial a los dólares de sus importaciones para poder girarlos al exterior, lo que no ha impactado en mejores resultados que los nulos de entonces y, contrariamente, acrecentó la fuga de divisas. Estas áreas productivas son de gran interés para el imperialismo, sobre todo el litio, donde existe una gran disputa entre EE.UU. y China, que ya está bastante metida en el negocio.

En el Council of the Americas, Massa tomó nota del interés yanqui en el negocio energético, y por este motivo el ministro viajará con funcionarios del área. Entre ellos el presidente de YPF, Pablo González, un hombre del riñón de Cristina Kirchner, para que no queden dudas de que la agenda por un mayor alineamiento con el imperialismo norteamericano y una mayor subordinación al FMI va acompañada también por el sello del kirchnerismo, algo que también demostró la vicepresidenta en su aval para la designación de Massa y que demuestra que no hay grieta a la hora de comprometerse con el capital financiero.

Pero las compañías, locales y extranjeras, presionan por mayores garantías, como la eliminación lisa y llana del cepo cambiario o una devaluación que abarate más los costos. Esta última es una presión constante pero encarecería los costos de producción y pondría en jaque la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, clave para reducir el desabastecimiento energético, del cual las principales responsables son las petroleras que operan en suelo local, y preservar las divisas que se van en la importación de gas.

Esto revela que las condiciones que exige el gran capital implican profundizar un régimen de saqueo, que incluso exceden lo que el gobierno puede ofrecer, puesto que Massa ni siquiera logra convencer al capital agrario de liquidar el total de la cosecha que tiene retenida. La subordinación al imperialismo yanqui, vendida por el gobierno y la oposición patronal como una “apuesta de desarrollo”, se revela por el contrario como una profundización de un régimen de saqueo y coloniaje que pesa sobre la Argentina. Finalmente, el capital imperialista es el gran apropiador de la renta nacional, a costa de las penurias del pueblo trabajador.