Políticas

8/8/2018

El voto de Alperovich: el encubridor del crimen de Paulina se pronunció a favor de “las dos vidas”

El ex gobernador y senador tucumano, José Alperovich (Bloque Justicialista), que hasta instantes revistaba en el padrón de los “indecisos”, reveló al ingresar al recinto que votaría en contra de la legalización del aborto. "Si bien no hablé antes porque no he querido hacer política con esto porque es un tema que divide mucho la sociedad. Después de recorrer Tucumán, decidí que voy a votar en contra", dijo antes de ingresar al Congreso.


Durante las semanas previas, Alperovich fue objeto de una intensa campaña oscurantista para definir su voto contra el proyecto. Su cuñada, la legisladora Silvia Rojkés, fue una de las pocas que votaron en contra de la declaración de Tucumán como “provincia pro-vida”. Con estos antecedentes, algunos especulaban con que Alperovich se inclinaría a favor del proyecto. No fue así.


La decisión de Alperovich equivale cerrar filas con el statu quo provincial, dominado por bloques tributarios del clero. El gobernador y buena parte de su gabinete desfilaron por la marcha oscurantista del domingo pasado. Inflamada por los medios, que llegaron a decir que participaron 50 mil personas, lo cierto es que fueron seis cuadras compactas, pero sobresalió por haber reunido al 90% del poder político provincial. Además del gobernador y su vice, participaron legisladores de todos los bloques, José Cano y el intendente de la capital, Germán Alfaro –uno radical y el otro del PJ, respwectivamente, ambos enrolados en Cambiemos– y el concejal Ricardo Bussi, hijo del genocida que gobernó la provincia. Numerosos concejos deliberantes y burócratas sindicales se pronunciaron también por “las dos vidas”. El bando celeste monopolizó los medios de comunicación durante las semanas de debate. El hostigamiento de la policía y los punteros de los partidos patronales a los militantes verdes fue in crescendo. Durante la noche anterior al tratamiento del proyecto en el Senado, los estudiantes secundarios salieron a reforzar la campaña por el aborto legal, pero fueron acosados por la policía, que destruía los carteles a su paso. En las paredes de San Miguel de Tucumán, la cana custodia los afiches del bussismo, que reivindica a “las dos vidas” y a la dictadura militar.


A Alperovich lo apremian cuestiones más urgentes y cercanas que “el niño por venir”. Denunciado por encubrir el crimen de Paulina Lebbos, se ha amparado en sus fueros para declarar por escrito en la causa judicial y evitar un interrogatorio en regla que no podría sostener. Lo sobrevuelan las denuncias de corruptela en la obra pública, ya que su gobierno tuvo al bolsero José López como interlocutor directo con el ministerio de De Vido y los gobiernos K. Alperovich es dueño directo o indirecto de varias constructoras. Por otra parte, el gobernador Manzur relanzó su fórmula con el actual vice, Osvaldo Jaldo, para repetir en 2019, mientras que la Justicia Electoral de Tucumán suprimió la personería de 600 “partidos” (sellos municipales y comunales) que respondían a Alperovich.


En pocas palabras, el voto de Alperovich es la señal definitiva de que no piensa sacar los pies del plato del pacto con la Iglesia y la “comunidad política” de la provincia, garante de la injerencia oscurantista en la salud y la educación.


Anuncian tormentas, y el ex gobernador abrió el paraguas.


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