Políticas

6/11/1997|563

El voto de los trabajadores

Las encuestas más recientes dicen que no fue la Alianza la que ganó votos sino el peronismo el que los perdió. En la Provincia de Buenos Aires, el PJ obtuvo 600.000 votos menos que en el 95, pero la suma de votos del Frepaso y la UCR sólo se incrementó en 280.000 votos, menos de un 8 por ciento.


Lo mismo ocurrió a nivel nacional, ya que el peronismo perdió 1.300.000 votos, de los cuales menos de 400.000 fueron a la Alianza. Esto quiere decir que la mayor parte de los votos peronistas le pasaron de largo a la oposición aliancista y fueron a otros partidos. Muchos sectores pro-patronales se fueron con Cavallo, el 15 por ciento en la Capital y el 2,8 por ciento en Provincia de Buenos Aires (menos de 400.000 votos). Es decir que cerca de 350.000 a 400.000 votos fueron hacia la izquierda, directamente desde el peronismo. El Partido Obrero fue el único que concentró su campaña político-electoral sobre esta base, y es por eso que ha registrado, por lejos, penetración profunda en un segmento significativo de las masas.


 


Derechización e izquierdización


Para el Partido Comunista, el pasado 26 de octubre se volvió a vivir un episodio de la “derechización” que caracterizaría a la Argentina. El voto por la Alianza fue “un apoyo”, dice, “a la ilusión de castigar aunque se apoye a eventuales verdugos del futuro” (Propuesta, 30/10). Dice también que “el resultado principal de las elecciones del domingo” confirmó “la sentencia proclamada por la derecha autóctona”, “Argentina pasa a ser un país previsible”.


A la lectura de estos planteos no cabe menos que preguntarse si el Partido Comunista tiene alguna idea del país en que vive. El electorado que votó a la Alianza es el que en gran parte cortó las rutas durante el año en curso, protagonizó el paro activo del 14 de agosto, marchó por el crimen de Cabezas y se movilizó en las huelgas docentes. Un pueblo que vive semejante proceso, de ningún modo se está derechizando. Incluso si tiene “la ilusión de castigar”, esto no sólo está demostrando su dificultad para expresarse políticamente sino una fuerte voluntad de derrotar al poder político capitalista. El crecimiento de los votos para la izquierda y para el PO se produce en este mismo contexto histórico, o sea que indica una radicalización.


Es fácil darse cuenta que el PC confunde al pueblo con el Frepaso; éste está derechizado desde hace mucho tiempo. Es francamente lamentable que el PC olvide quién fue el que le dio vida a este monstruo, y que tampoco haya aprendido que nació derechista, es decir, que lo es desde el primer día. El Frente del Sur, apadrinado por el PC y el Ptp, sirvió de muleta política para Solanas, el Chacho y Graciela, sin el consuelo de que hubieran sido lanzados con ‘la ilusión de castigar’ a nadie, porque tamaño error, cuando lo hace un dirigente o partido político, desnuda un fracaso completo de su estrategia.


Pero la confusión que realiza el Partido Comunista entre las tendencias del pueblo y las propias del Frepaso, no sólo expresa un error de concepto. Es la consecuencia de una estrategia, que visualiza la salida política al menemismo en la pequeña burguesía encarnada por el Frepaso. Se trata de una política de seguidismo a la pequeña burguesía ‘emergente’ y, por lo tanto, derechizante, que hoy no encuentra una forma práctica de concretarse. Pero no faltan las ganas, como lo ha desmostrado la campaña de Gorini, toda ella centrada en la clase media, en la corruptela, en la crítica al ‘modelo’, y nunca en una salida para la masa de los desocupados y para la clase obrera, ni qué decir de llamarla a superar al peronismo y construir un partido obrero.