Políticas

30/4/2015|1361

Elecciones adelantadas y disgregación política


Imágen: Lautaro Digestani


 


Los adelantamientos electorales de este año prometían “ordenar” el panorama de fragmentación política que recorre a los bloques patronales, a pocos meses de la disputa por la sucesión presidencial. Sin embargo, los resultados de las elecciones adelantadas no han hecho más que ratificar esa disgregación, sin contribuir demasiado a un ordenamiento de las fuerzas.


 


Con un telón de fondo caracterizado por el agravamiento de la recesión industrial, el desbarajuste financiero y las disputas en torno del rumbo del proceso económico, la clase capitalista no ha podido encaminar aún la disputa presidencial hacia un escenario de polarización política.


 


 


De La Cámpora a Scioli


 


 


Las elecciones de la Ciudad y de Neuquén han acentuado el retroceso del kirchnerismo, después de los magros resultados de Mendoza y Santa Fe. En particular, la elección porteña es otro golpe a La Cámpora, cuyo candidato recibió la bendición presidencial y sólo logró el 12% de los votos. Algo similar había pasado con el candidato camporista en Mendoza, semanas atrás. E


 


l derrape electoral refuerza la posición del derechista Scioli, cuya candidatura ya no recibe cuestionamientos por parte de ningún miembro de la camarilla presidencial. La bendición a Scioli va de la mano del nuevo reendeudamiento usurario (Bonar 24) y, en cierto modo, es su condición: el carísimo socorro financiero que los especuladores le tienden a los K está atado a una sucesión “confiable”. De ese modo, la política económica oficial comienza a anticipar el camino que recorrerán, después de octubre, los actuales candidatos del “ajuste”.


 


Ese hilo conductor común desautoriza a la ‘izquierda' K para disputarle la sucesión a Scioli, y las elecciones anticipadas han sido una expresión de ello. En la Ciudad, los camporistas fueron incapaces de levantar cualquier planteo antagónico al de la administración macrista.


 


 


Los límites de Macri


 


 


Envalentonado por la victoria en la Ciudad, Macri ha reiterado que rechaza una mega interna opositora con la inclusión de Massa. Esta declaración, sin embargo, no puede disimular sus debilidades de fondo. Después de avanzar con el radical Cano en Tucumán, Macri acaba de cerrar un acuerdo para apoyar a Gerardo Morales en Jujuy, en un frente que, en nombre de “la lucha contra el feudalismo”, podría cosechar el apoyo de Stolbizer e incluso de Pino Solanas. Morales, sin embargo, no retribuyó a Macri con un apoyo exclusivo a su candidatura presidencial -se reserva el derecho de colgarse también de la candidatura de Massa.


 


Otro frente panorámico -de derecha a centroizquierda- se ha formado en Córdoba, donde el PRO deberá marchar como segundo violín de la UCR. En la Ciudad, Macri-Rodríguez Larreta y sus aliados mediáticos inflaron la candidatura de Lousteau, con el fin de reducir las chances de Michetti. Ahora, tendrán que remar para evitar un ballotage contra el ex ministro de Kirchner.


 


Allí donde no hay radicales para apoyar, el PRO debe apelar a figuras de la farándula, algo que funcionó en Santa Fe, pero difícilmente resuelva el vacío en el primer distrito de todos, la provincia de Buenos Aires. Un acuerdo con Massa, para que se “baje” a la provincia como candidato a gobernador, debería vencer las diferencias entre las camarillas capitalistas que se alinean detrás de uno y de otro.


 


Por lo pronto, el tigrense levantó la apuesta y armó unas Paso propias con De la Sota, el agente directo de la gran patronal automotriz. Allí podría anotarse también Adolfo Rodríguez Saá.


 


 


Campo de desarrollo


 


 


Las elecciones adelantadas han agravado la disolución de las expresiones centroizquierdistas, reducidas en algunos casos a la nulidad. Si la derrota del socialismo en Santa Fe fue notoria, menos trascendencia tuvo la eliminación del candidato de Stolbizer en la Ciudad. Lo mismo vale para Libres del Sur. Allí donde escapó de la debacle electoral, el centroizquierda lo hizo colándose con el kirchnerismo (Neuquén) o incluso con el PRO, como ocurrió en Mendoza.


 


En definitiva, los adelantos electorales han acentuado el potencial de disolución política. El macrismo está lejos de cubrir ese vacío, que sólo remienda con alianzas locales y candidatos circunstanciales.


 


En este escenario, el Frente de Izquierda tiene todo un campo de desarrollo para presentarse como político de los explotados, con una agenda antagónica a la de los bloques del ajuste, el tarifazo y la devaluación.