Políticas

11/6/2009|1087

Elecciones europeas: Gana la derecha pero se acentúan las crisis económica y política

La derecha ganó las elecciones para el Parlamento europeo celebradas el último fin de semana, en un marco de gran abstención electoral. Incluso crecieron las formaciones fascistoides y chauvinistas.

Izquierda, abstención, verdes

En Francia, donde la llamada extrema izquierda esperaba sus mejores resultados, el resultado fue un balde de agua fría. El Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) obtuvo la mitad de los votos de dos años atrás (ver nota).

La abstención, que alcanzó un promedio general del 53%, no puede ser interpretada como “antisistémica”, porque no la impulsó ninguna corriente de ese signo. La propia derecha promovió el “desinterés” electoral. Existe una antigua tendencia abstencionista contraria a la Unión Europea. La abstención, en estas condiciones, es sinónimo de apoliticismo. 

La desorientación del electorado se expresa también en el crecimiento del voto de los “verdes”. Los “verdes” combaten contra la necesidad de una transformación social, son una corriente del sistema.

América y Europa

Las masas han votado por la gestión de la crisis capitalista por parte de sus patrones. Suponen que la crisis es episódica y que serán protegidos de ella por la intervención estatal en curso, que consiste en rescatar a los capitalistas con dinero público y financiación inflacionaria de los bancos centrales. Se ha canalizado electoralmente incluso una tendencia chovinista, que atribuye el desempleo a la inmigración, sea legal o clandestina (recientemente, en Gran Bretaña, hubieron huelgas contra la contratación de  trabajadores extranjeros). Paradójicamente, esto ocurre en las vísperas de un nuevo estallido en Europa, a partir de la bancarrota de los países del Báltico y de Europa del este.

Europa es el eslabón débil del imperialismo en la presente crisis. Por eso, los gobiernos de turno no han salido políticamente fortalecidos de las elecciones, a pesar de la falta de una oposición clasista de parte de los trabajadores. Esto no vale sólo para el cadavérico laborismo británico o para el PSOE, sino en especial para Berlusconi, Merkel y el griego Karamanlis. En este marco, las crisis políticas se caracterizan por recambios dentro de la clase dominante. El voto popular, el domingo pasado, es una reacción conservadora frente al abismo. Pero el abismo está ahí.

Confusión

En los primeros episodios de la gigantesca crisis mundial, la radiografía electoral europea registra un empantanamiento político de los trabajadores y un fracaso de la izquierda en captar la voluntad popular. El desarrollo de esta misma crisis replanteará los términos de la lucha, pero no servirá para sacar del pantano, por sí misma, a la izquierda democratizante y centrista. La crisis de dirección del proletariado no se atenúa frente a una bancarrota capitalista, sino que se pone al desnudo y se agudiza.

Pablo Rieznik