Por primera vez, Jorge Altamira protagonizó una actividad en la Facultad de Ciencias Veterinarias. Más de setenta estudiantes y docentes de Veterinaria, Agronomía, CBC de Paternal y Económicas fueron de la partida. Jorge interpeló de entrada al público: “queremos que ustedes instalen la agenda”, destacando que un partido revolucionario, para ser realmente popular, debe tener capacidad para ser preciso respecto de problemas prácticos, y por eso es necesario un diálogo sistemático con las masas.

“Ahora bien, ¿cuál es la centralidad de la agenda de esta generación?”, preguntó, para responder: “La bancarrota capitalista”. En este marco se insertan, por ejemplo, las rebeliones populares en Egipto, Turquía, Suecia y otros países. A partir de esto, Altamira problematizó nuestra insistencia en el desarrollo de la campaña electoral. El Partido debe esforzarse por elevar la conciencia de las masas respecto de su situación histórica, señaló, y las elecciones son un terreno de esta pelea. “Serán todo lo interesantes que un partido pueda demostrar”. La presentación previa al debate concluyó con una provocativa reflexión sobre la Presidenta: “No es cierto que CFK sea representativa”. ¿Y el 54%? Altamira respondió que esos sufragios están disociados del programa de gobierno que ejecuta el oficialismo, ¿o acaso esa votación mayoritaria era por establecer un impuesto al salario? Cristina no cumple con un mandato popular, o sea que es una forma del poder personal o de camarilla, no representativo.

Hubo preguntas e intervenciones varias, sobre el programa del Frente de Izquierda y las divergencias entre sus componentes. En relación con esto, Jorge resaltó que “hicimos como los monopolios, y nos unimos para eliminar la competencia. De este modo, podemos concentrarnos en el objetivo principal; o sea, confrontar con los partidos capitalistas”. “El enfoque de una secta es privilegiar temas secundarios; nosotros, por el contrario, ponemos en primer orden el objetivo de golpear juntos a los capitalistas y abrir un desarrollo más amplio para la izquierda revolucionaria”. Por eso, “hemos sacado un ‘seguro contra la ruptura de frentes’: ampliar las fronteras de masas de nuestra acción política”.

Altamira insistió con que no debemos rebatir cada discurso oficial, sino desarrollar nuestra política. “Hemos logrado imponer una agenda de la izquierda, no sólo a partir de reclamos gremiales, sino porque impactamos a sectores crecientes del movimiento obrero. Por eso, incluso los que no nos votan en las fábricas, votaron al Frente de Izquierda, influidos no sólo por nuestra agitación, sino por su familia o vecinos que nos votaban”. Por esta vía nos votarán en el futuro en las fábricas. Este tema suscitó que una joven del público dijera que “está bueno lo que se está diciendo, porque pensaba que el PO era sólo para las fábricas, y me doy cuenta de que es un planteo general”.

Por otro lado, se caracterizó la crisis de la centroizquierda en perspectiva histórica, pues el reformismo servía cuando el capitalismo estaba en auge. Cuando predomina la crisis no pueden plantear una salida real a los problemas de las masas, y se transforman en “utópicos”.

Al mismo tiempo, existe una fuerte tendencia a la “centroizquierdización” de la derecha. “Deben encubrirse con un discurso social, porque los derechistas no son escuchados. De este modo, Macri habla de bicicletas y no de lo que realmente piensa”. También la Iglesia adopta esta posición. Altamira aseguró que “el Papa hace de todo para ganarse ateos, nuestra lucha es ganarnos a los creyentes”.

En el cierre, Jorge destacó que “el PO tiene el desafío de organizar a todos los que se acerquen, sin dogmatismos. Así vamos a saber cómo dirigir a un pueblo. Hay que mostrarles qué pueden aportar y nuestra campaña va a tener un carácter multitudinario”. Con esa dirección como norte, la reunión concluyó votando una nueva para la semana siguiente, donde todos fueran parte de iniciativas para ampliar el campo de acción de la izquierda revolucionaria.