Políticas

7/10/2004|871

Enarsa: La izquierda presenta proyecto mellizo

Un conjunto de organizacio­nes y diputados perfecta­mente caracterizado -CTA, Apyme, Instituto Movilizador de pondos Cooperativos, Economistas de Izquierda, Partido Comunista, Partido Socialista, Claudio Lozano, Patricia Walsh, Mario Cafiero, en­tre otros- han presentado un pro­yecto para que el Congreso apruebe la creación de Enarsa, Empresa Na­cional de Energía Sociedad del Es­tado, como alternativa a la Enarsa oficial, planteada como sociedad anónima. Fuera de esto, el proyecto izquierdista convalida la privatiza­ción del negocio petrolero, efectua­da por el menemismo, y propicia nuevas entregas, por ejemplo del Mar Argentino. La letra ’e’ que se­para a uno y otro proyecto subraya que estamos ante proyectos melli­zos. Al igual que su melliza, la Enarsa izquierdista pretende "evitar si­tuaciones de abuso de posición do­minante originadas en la conforma­ción de monopolios, oligopolios o de otras situaciones que distorsionen la libre competencia” (artículo 4°). Se trata, entonces, de una especie de “asociación de defensa del con­sumidor”, función que ya deberían estar cumpliendo los organismos es­tatales corrientes. Mientras tanto, los negocios de Repsol, Petrobras, Total y demás pulpos, que se bene­fician de una renta petrolera del or­den de los 6.000 millones de dólares al año, siguen gozando de la ‘segu­ridad jurídica’. Los izquierdistas han engavetado la nacionalización del petróleo. Esto resulta explícito del planteo de que Enarse "tendrá la titularidad de los permisos de ex­ploración y de los convenios de ex­plotación sobre la totalidad de las áreas marítimas que no se encuen­tren sujetas a permisos o concesio­nes a la fecha de entrada de la pre­sente ley” (artículo 2°). Es lo mismo que dice el proyecto oficial, y pre­tende el mismo objetivo: tanto Enars(e) como Enars(a) se propo­nen conceder a los monopolios in­ternacionales la explotación del Mar Argentino.


El Estado nacional no necesita crear empresas especiales para en­tregar la plataforma continental marítima. Si el gobierno y los iz­quierdistas se empeñan igualmen­te en esta redundancia es porque unos y otros aspiran integrar al ne­gocio a sus propias camarillas -en el caso de la izquierda se trataría de poner en el directorio a un “re­presentante de los trabajadores" (¿CTA?), a otro por “concurso pú­blico", a otro por los “consumido­res”.


Los mellizos también compar­ten la característica de que no tie­nen asignado un capital para ac­tuar como empresa productiva. Pe­ro incluso si esto fuera modificado, estaríamos ante otra confiscación del pueblo, al cual habría que sa­carle la plata para formar ese ca­pital. La nacionalización del petró­leo y el restablecimiento de YPF, en cambio, significarían la recupera­ción de un capital confiscado por los monopolios.


La adhesión de la “izquierda” al proyecto de Kirchner es mucho más que el abandono de la lucha por la nacionalización del petróleo. Es un acto de integración política al régimen vigente, cuyo objetivo declarado es la “recomposición de la burguesía nacional”, es decir, del Estado capitalista y de las relacio­nes semicoloniales de esa burgue­sía y de ese Estado con la burgue­sía mundial.


Los firmantes del proyecto me­llizo conforman un bloque político continental de cuño kirchnerista,  como lo demuestra su alineamien­to con Lula y el Frente Amplio de Uruguay, incluso más entreguistas y “neoliberales” que el propio Kirchner.