Políticas

25/3/2015|1356

Energías renovables, negocio y necesidad


Las energías eólica, solar y mareomotriz aprovechan fuentes naturales de energía a través de molinos, células fotovoltaicas o turbinas para generar energía eléctrica o para producir hidrógeno en electrolizadores, a partir del agua. Esta última variante tiene la ventaja de almacenar la energía en forma de hidrógeno para “quemarlo” luego, por ejemplo, en celdas de combustible que producen electricidad y recuperan la energía almacenada químicamente en el formato eléctrico.


Alemania, luego de la masacre de Fukushima, ha lanzado un plan para pasar casi totalmente a las renovables en 2050. Los principales beneficiarios son los “inversionistas” en instalaciones eólicas y solares, que controlan alrededor de la mitad de esos mercados. El mayor proyecto de infraestructura en Alemania desde la II Guerra Mundial ha estado plagado de sobrecostos y el gobierno garantizó por veinte años los precios de la electricidad que ingresa a la red desde fuentes renovables. El subsidio anual de 24.000 millones de euros es transferido a los consumidores a través de un aumento de tarifas del 60%. El gobierno de Merkel modificó en junio de 2014 la ley de los subsidios de energía verde pero no para los trabajadores alemanes, sino para 2.000 de los mayores industriales de Alemania, exceptuándolos de pagar el recargo hasta 2017. Para entender la crisis energética nada hay más ilustrativo que las contradicciones de la propia Alemania, que, a su vez, en 2011 redobló la importación de energía de origen nuclear desde Francia (El Mundo, 4/4/11)(*).


Cualquier tipo de generación de energía tiene un impacto medio ambiental, pero en el capitalismo la relación entre el beneficio energético y la alteración del medio ambiental se subordina a la tasa de ganancia y no al interés general de la población.


En Argentina, apenas se destina un 2,89% del PBI para las energías renovables y está en la 9ª posición a nivel regional, lejos de Costa Rica, Uruguay y Nicaragua. Con sólo 200 megawat de capacidad instalada, la participación del sector dentro de la oferta eléctrica nacional es de apenas un 0,66%, representando, la eólica menos de un 1% de la matriz energética nacional, a pesar de la capacidad potencial del orden de los giga wat. Un grupo de científicos ha manifestado a Prensa Obrera que no hay un plan claro y ordenado a nivel del estado que regule la fabricación de equipamiento, molinos de viento, celdas fotovoltaicas o electrolizadores, o impulse la resolución de problemas tecnológicos pendientes como el de las celdas de combustible.


Bajo gobiernos capitalistas no podrá ser superada la crisis energética ni ambiental. Es necesaria la intervención política de los trabajadores.


(*) http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/04/economia/1301927443.html