Políticas

16/4/2009|1079

Estados Unidos: La “pesadilla americana”

La Opera de San Francisco es uno de los grandes teatros líricos del mundo. Hace pocos días, se estrenaba allí una versión de Carmen y, antes de comenzar, el presidente del coliseo dijo: “No podremos terminar nuestro programa este año si no recurrimos a la generosidad de ustedes, los espectadores” (Clarín, 13/4). Es que la Opera tiene invertidos sus fondos en la Bolsa de Nueva York y el derrumbe bursátil la dejó en la lona. No son los únicos. Lo mismo le sucedió a la famosa Harvard, la universidad que vio egresar a Barack Obama.

El “plan familias” norteamericano

Uno de cada diez ciudadanos de los Estados Unidos recibe ayuda alimentaria del Estado para no pasar hambre. Son 32,2 millones de personas que, en promedio, recibieron 112,82 dólares per cápita en enero para adquirir comida del Food Stamp, un programa alimentario.

Sólo en enero se incorporaron a los planes de ayuda 580 mil personas, un aumento del 1,3 por ciento respecto de diciembre. En algunos Estados, como Vermont, Alaska y Dakota del Sur, el aumento fue superior al 5 por ciento. Están anotadas en esos planes 2.954.000 personas en Texas, 2.545.000 en California y 2.211.000 en Nueva York.

Además del Food Stamp, hay otros programas sostenidos por organismos privados.

Paralelamente, aumenta el número de gente sin techo o que vive en lugares precarios. Por ejemplo, se han formado ‘ciudades carpa’, que obligarán incluso a modificar las técnicas de elaboración de censos. Terry-Ann Lowenthal, consultora de diversos organismos que trabajan para el Census Boureau en la preparación del censo 2010, indicó que eso ocurre porque “mucha gente ha perdido su casa y se acomodó como pudo con parientes o con otras familias. También podrían estar viviendo en moteles… Las ciudades-carpa proliferan” (ídem).

Descomposición social

“La elección de Barack Obama ha enardecido a los extremistas racistas…”, declaró Mark Potok, del Centro Legal sobre Pobreza Meridional (SPLC, su sigla en inglés), aunque esa elección, según él, sólo ha expandido un fenómeno presente desde hace años.

Antes que por la asunción de Obama, la podredumbre xenófoba parece alimentada por la miseria material y social traída por la crisis. “En los estratos sociales más bajos, donde la competencia entre los estadounidenses y los inmigrantes por puestos de trabajo es cada vez más aguda, la xenofobia está en aumento. Muchos hispanos han sido deportados debido a que compañeros de trabajo o conocidos estadounidenses los han denunciado” (Clarín, 13/4).

Al mismo tiempo, crecen en aluvión las visitas recibidas por las páginas web de grupos racistas y se forman otros nuevos en redes como Facebook o MySpace. “La crisis no ha hecho más que profundizar el odio de estos grupos, que culpan a los negros y a los latinos por el debilitamiento del país” (La Nación, 22/3).

Alejandro Guerrero