Los manifestantes detenidos en el acto por el aniversario de la creación del Estado de Israel llevan veinte días de reclusión. Los primeros cinco detenidos están acusados de integrar una agrupación “que quiere imponer sus ideas por la fuerza”, agravado por “presunta violación de la ley antidiscriminatoria”. Desde su detención el gobierno, la prensa y la embajada sionista han condenado su accionar por “antisemita” y “violento”. La equivalencia entre antisionismo y antisemitismo o antijudaísmo muestra a las claras la insidia y la infamia de los acusadores. Ningún lingüista del oficialismo ha salido a denunciar esa manipulación de los conceptos y del lenguaje. Las organizaciones afectadas han denunciado, asimismo, que la violencia partió de los grupos armados que custodiaban el acto. El verdadero hecho violento es la masacre que perpetra cotidianamente el sionismo contra el pueblo palestino. Una misión de la ONU está investigando los crímenes de guerra cometidos por el sionismo durante su ataque a Gaza.
Alex Ben Tzivi, funcionario de la cancillería israelí, pidió un castigo ejemplar para quienes llevaron adelante la movilización de repudio a la creación del Estado de Israel. “Hay que encontrarlos y castigarlos… con severidad”, fue la voz de orden (Clarín, 19/5) que hoy se cumple rigurosamente.

Los sionistas denuncian como “antisemita” toda manifestación o movilización política contra el Estado de Israel y los crímenes que éste comete contra el pueblo palestino. La identificación la sirve al Estado de Israel para justificar las matanzas, torturas y asesinatos de la población palestina en Medio Oriente. Naturalmente, no defiende a los judíos sino a los intereses expansionistas del Estado de Israel.

Repudiamos la continuidad de la caza de brujas llevada adelante por la embajada sionista, el Estado argentino y la “justicia”. Reclamamos la libertad inmediata de los detenidos.