Antes de conocerse el resultado en el Senado, el empresario Eduardo Eurnekián había adelantado su apoyo a la ley de medios: “No se debió permitir la creación de grandes grupos. ¿Cómo es posible que un grupo pueda conformar un monopolio con el 80 por ciento de los abonados de cable” (Ambito Financiero, 6/10).

Se trata de una declaración harto reveladora por parte de quien, a principios de los años ochenta, con la “ley de la dictadura” y bajo la dictadura, amasó un multimedio que comprendía Cablevisión, cuatro estaciones de radio, un canal de televisión abierta (América TV) y El Cronista. Un negocio del que se desprendió hacia fines de los noventa para aterrizar en otra actividad empresarial monopólica: la concesión por treinta años de 32 aeropuertos en todo el país a través de Aeropuertos Argentina 2000.

Vale la pena recordar que Eurnekián no declaró a la Afip los 715 millones de dólares obtenidos por la venta de Cablevisión, por lo cual se le inició un proceso penal económico, con embargo y captura internacional incluidos (el fallecido, y censurado por Página/12, Julio Nudler, había sido quien llevó adelante las investigaciones periodísticas sobre ese monumental fraude).

El respaldo del monopolista amigo a la ley de medios anticipa su (renovado) interés en ingresar en los medios audiovisuales por la vía de las telecomunicaciones con la compra del 50% de Telecom, para lo cual está “buscando alianzas estratégicas con (el empresario mexicano Carlos) Slim” (ídem).

Lo dijo la Presidenta: “No se puede tapar el sol con las manos” (PO Nº1103), en referencia al futuro negocio del triple play.