Políticas

16/7/2009|1091

EXCLUSIVO DE INTERNET | China: Cuestión nacional y crisis mundial

“China ve surgir protestas de trabajadores” (Financial Times, 7/7).

“El papel de los trabajadores en cuanto factor de convulsión nacional quedó de manifiesto esta semana por la violencia en la región nordestina de Xinjiang… atribuida en parte a las disputas originadas en las nuevas leyes laborales, que han tenido efecto en las condiciones colectivas de trabajo” (ídem).

La masacre en Xinjiang, que a fines de la semana pasada había costado ya casi 200 muertos, y que obligó al presidente Hu Jintao a abandonar de urgencia la reunión del G-8, debe entenderse, en efecto, en el entramado de la crisis mundial y el modo en que China se ve golpeada por ella; en el incremento insoportable de la superexplotación de la fuerza de trabajo, en la respuesta obrera a ese estado de cosas y, por supuesto, en el resurgimiento de conflictos con las minorías nacionales oprimidas por la burocracia de Beijing en todo el territorio chino.

Las tropas de Mao Tsé-tung ocuparon Xinjiang en 1955, la declararon “región autónoma” y, de inmediato, impulsaron una corriente migratoria enorme de chinos de la etnia Han -mayoritaria en el país- hasta convertir a la población originaria, de la etnia uigur (pueblo turco-musulmán), en minoría oprimida.

En estado de tensión permanente, esa condición de ciudadanos “de segunda”, fue más o menos soportada por los uigures mientras la revolución les aseguró pan, trabajo y cierta prosperidad. “La relación entre uigures y la etnia han era buena antes”, dice un médico uigur citado por El País (8/7). Antes era buena, pero ahora, en medio de la desocupación creciente, los uigures dicen que los han “controlan la economía” y “todos los trabajos son para ellos” (ídem).

La crisis

En China “se ha producido una imperante desaceleración en el crecimiento en todos los ámbitos” (www.revistalafactoria.eu, febrero 2009).

“Cada vez hay más empresas que tienen pérdidas. El volumen de pérdidas ha aumentado el 52 por ciento sobre la situación de un año antes. Se producen ya muchas quiebras y cierres de empresas. El empleo en estas grandes empresas disminuyó en un 3,6 por ciento, y desde septiembre (de 2008) el fenómeno se acentúa” (ídem).

El oficialista Pueblo en Línea (10/12/08) informa que la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma ha hecho saber que “la pérdida de empleo ha supuesto la vuelta al campo de un número importante de personas”, lo cual ha empeorado toda la situación e impulsado las rebeliones campesinas en China. Sólo en el sector textil, la desocupación afecta a tres millones de trabajadores, el 15 por ciento de los obreros ocupados en ese rubro.

La respuesta obrera

Isidor Boix, dirigente de las Comisiones Obreras españolas que visitó China varias veces, dice que un sexto de las fábricas en ese país no tiene representación sindical alguna. De las otras cinco, en cuatro el “representante” de los trabajadores era… el jefe de personal. “En el caso del jefe de personal, la empresa nos dijo que lo habían contratado para que ejerciera ambas funciones”, dice Boix (en www.revistalafactoria.eu, diciembre 2006).

Véase desde qué punto el proletariado chino debe remontarse para hacer frente a las consecuencias de la crisis.

Sin embargo, el camino empieza a ser andado.

“Miles de trabajadores le han hecho huelga, para protestar contra las malas condiciones de trabajo, a un subcontratista de Nokia. En la fábrica Shenzhen, en el sur de China… el lunes y el martes (6 y 7 de julio), unos 1.000 trabajadores se reunieron en manifestación y trataron de bloquear el tráfico… la policía antidisturbios rompió (el bloqueo)…” (www.hs.fi, 11/7).

“Más y más a menudo, los gerentes de fábrica y las autoridades tienen que confiar en la policía antidisturbios para reprimir las expresiones de protesta de los empleados”, informa el China Labour Bulletin (ídem).

Wal-Mart, en China desde 1996, tiene allí 1,4 millón de trabajadores que subsisten por debajo de la línea de pobreza. En abril, la empresa anunció despidos para adaptarse a “la cambiante situación del mercado”, pero los empleados fueron a la huelga hasta que el gobierno se vio obligado a frenar las cesantías (AFP, 11/7).

“Cientos de trabajadores de una fábrica textil en el sur de China bloquearon carreteras el martes, en un segundo día de protestas por salarios impagos… Las protestas se originan en un colapso de la demanda de las exportaciones… que ha hecho cerrar fábricas y desaparecer al menos 20 millones de puestos de trabajo” (The China Post, 15/4).

Se trata sólo de unos pocos ejemplos de un fenómeno que empieza a tornarse masivo.

Alejandro Guerrero